El Parlamento alemán aprobó el miércoles una resolución que reconoce como genocidio el “Holodomor” de Ucrania de los años 30, una hambruna que se cree que mató a más de 3 millones de ucranianos bajo el régimen represivo del líder soviético Josef Stalin.
La resolución fue presentada en la cámara baja, o Bundestag, por los tres partidos de la coalición de gobierno del canciller Olaf Scholz y el principal bloque de la oposición. Tras un debate al que asistió el embajador de Ucrania en Alemania, se aprobó con su apoyo a mano alzada, mientras que los otros dos partidos de la oposición se abstuvieron.
La votación se produce días después de que los ucranianos conmemoraran el 90º aniversario del inicio de la hambruna.
La resolución afirma que “las muertes masivas por hambre no fueron resultado de cosechas fallidas; la dirección política de la Unión Soviética, bajo el mando de Josef Stalin, fue responsable de ellas”. Añade que todo lo ucraniano era “profundamente sospechoso” para Stalin y señala que “toda Ucrania se vio afectada por el hambre y la represión, no solo sus zonas productoras de grano”.
“Desde la perspectiva actual, la clasificación histórica y política como genocidio es obvia”, dice la resolución. “El Bundestag alemán comparte tal clasificación”.
“Este horror tuvo su causa en el Kremlin: allí, el dictador tomó la cruel decisión de impulsar la colectivización por la fuerza y provocar el hambre”, dijo en el Parlamento el legislador del partido gobernante, Los Verdes, Robin Wagener. “Y la matanza por hambre también tenía como objetivo la represión política de la identidad nacional ucraniana, la cultura y la lengua ucranianas”.
Dijo que “los paralelismos con la actualidad son ineludibles”, algo de lo que se hicieron eco otros oradores al cumplirse nueve meses de la invasión rusa de Ucrania.
“La actual guerra de agresión de Rusia contra Ucrania se inscribe en esta tradición histórica”, dijo el legislador conservador de la oposición Volker Ullrich.
La opinión académica sigue dividida sobre si la hambruna constituye un “genocidio”, siendo la cuestión principal si Stalin quiso matar intencionadamente a los ucranianos como un intento de sofocar un movimiento independentista contra la Unión Soviética, o si la hambruna fue principalmente el resultado de la incompetencia oficial junto con las condiciones naturales. Sea como fuere, la “gran hambruna” sembró el persistente rencor ucraniano hacia el dominio ruso soviético.
Según el Museo Holomodor de Kiev, 16 estados, además de Ucrania, han reconocido la hambruna como genocidio: Australia, Ecuador, Estonia, Canadá, Colombia, Georgia, Hungría, Letonia, Lituania, México, Paraguay, Perú, Polonia, Portugal, Estados Unidos y el Vaticano. Otros países, como Argentina, Chile y España, la han condenado como “un acto de exterminio”.
La semana pasada, el Papa Francisco relacionó el sufrimiento de los ucranianos en la actualidad con el “genocidio provocado artificialmente por Stalin” de la década de 1930.
La resolución del miércoles pide al gobierno alemán, entre otras cosas, que trabaje contra “cualquier intento de difundir narrativas históricas rusas unilaterales” y que siga apoyando a Ucrania como víctima de la guerra actual.
Señala que la hambruna en Ucrania se produjo en un período de crímenes masivos contra la humanidad en Europa, que incluyó el Holocausto nazi “en su singularidad histórica”, los crímenes de guerra de los militares alemanes y el asesinato sistemático de millones de civiles como parte de la “guerra racista alemana de aniquilación en el este”.
Los legisladores también subrayaron que no tenían intención de restar importancia a la historia de Alemania, incluidos los crímenes nazis en la Unión Soviética.
“Del propio pasado de Alemania se deriva una responsabilidad particular dentro de la comunidad internacional para señalar los crímenes contra los derechos humanos y trabajar en ellos”, dijo Gabriela Heinrich, de los socialdemócratas en el gobierno.
Este tipo de resoluciones no son vinculantes y no obligan al gobierno a actuar, pero la ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, ha dado las gracias a los legisladores que la han defendido.