Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos proporcionaron inteligencia clave a EE. UU., lo cual fue crucial para contrarrestar un ataque masivo.
Sin embargo, ambos países se negaron a abrir su espacio aéreo a Israel y EE. UU., según informa el Wall Street Journal. Esta decisión refleja el intento de mantener un equilibrio en una región de creciente tensión.
El reciente fortalecimiento de los lazos con Irán ha permitido a estos países maniobrar estratégicamente en la región, intentando evitar una escalada a un conflicto regional mayor derivado del enfrentamiento entre Israel y Hamás en Gaza, destaca el informe.
El politólogo emiratí Abdulkhaleq Abdulla comentó al Wall Street Journal que los Emiratos buscan evitar involucrarse directamente en conflictos, priorizando sus intereses nacionales y seguridad.
Afirmó: “No queremos enredarnos en esto de una forma u otra”, indicando una postura similar en otros estados del Golfo.