La ciudad portuaria de Mariupol, asediada por el mar de Azov, ha sido testigo de algunas de las escenas más desesperantes de la guerra, con civiles que luchan sin agua, calefacción, saneamiento básico o teléfonos durante varios días.
Con el suministro de agua cortado, la gente ha estado recogiendo agua de los arroyos o de la nieve derretida.
Los representantes de la Cruz Roja ucraniana intentan prestar primeros auxilios a quienes más lo necesitan, pero los recursos son escasos.
“No hay calefacción, electricidad, agua, gas natural… En otras palabras, no hay nada. No hay productos domésticos. El agua se recoge de los tejados después de la lluvia”, dice Aleksey Berntsev, jefe de la Cruz Roja de Mariupol.
La gente se refugia en los sótanos subterráneos, esperando ansiosamente noticias sobre los esfuerzos de evacuación mientras luchan por sobrevivir en una ciudad donde los cadáveres han quedado sin recoger en las calles.
Berentsev dijo que, además de entregar la ayuda, dar información a los residentes locales es una de las tareas más importantes que están llevando a cabo.
“A veces la información es más importante para la gente que la comida”, afirma.
Los cortes de electricidad hacen que muchos residentes se hayan quedado sin acceso a Internet y ahora dependen de las radios de sus coches para informarse, recogiendo las noticias de las emisoras que se emiten desde las zonas controladas por las fuerzas separatistas rusas o respaldadas por Rusia.