El viernes, Estados Unidos se distanció de los recientes ataques israelíes a gran escala en Beirut, dirigidos a la sede principal de Hezbolá, y subrayó que no tuvo participación ni recibió un aviso previo significativo sobre los ataques, que aparentemente tenían como objetivo al líder del grupo, Hassan Nasrallah.
Un funcionario estadounidense anónimo confirmó un informe del Canal 12, indicando que Israel notificó a Estados Unidos sobre sus acciones militares solo cuando la operación ya estaba en marcha y los aviones se encontraban en el aire. “No teníamos conocimiento previo de esto”, aseguró el funcionario. Asimismo, un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca señaló que Israel no informó sobre ninguna operación en Beirut, mientras Washington aún recopilaba más información.
Según un funcionario israelí con conocimiento del operativo, Estados Unidos fue alertado minutos antes de que se llevara a cabo el ataque. La portavoz del Pentágono, Sabrina Singh, indicó que el secretario de Defensa de EE. UU., Lloyd Austin, habló con su homólogo israelí, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, mientras se desarrollaban los ataques, aclarando que “Estados Unidos no estuvo involucrado en esta operación y no tuvimos ninguna advertencia previa”.
Singh evitó dar detalles sobre lo que Gallant le comunicó a Austin acerca de la operación, y se negó a especular si el ataque estaba dirigido específicamente contra Nasrallah o si había causado su muerte. La conversación entre Austin y Gallant tuvo lugar mientras el jefe del Pentágono volaba sobre el Atlántico tras una visita a Londres.
La declaración del Pentágono fue la primera reacción del gobierno estadounidense a la operación israelí, que contradecía los llamados de Washington a una desescalada y un cese al fuego durante la semana pasada. En un esfuerzo diplomático, Estados Unidos y Francia han propuesto una tregua de 21 días entre Israel y Hezbolá, tras una serie de ataques israelíes que han afectado al alto mando del grupo terrorista libanés, luego de detonaciones atribuidas a Israel contra dispositivos de comunicaciones de Hezbolá.
La propuesta de tregua busca también dar tiempo para negociar la liberación de rehenes y un cese al fuego en Gaza, donde Israel lucha contra Hamás, y alcanzar un acuerdo para que Hezbolá, respaldado por Irán, retire sus fuerzas de la frontera norte de Israel, en línea con una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, indicó el jueves por la noche que Israel “comparte los objetivos” de la iniciativa estadounidense para un alto el fuego temporal con Hezbolá. Sin embargo, enfrentó críticas internas dentro de su coalición por inicialmente aceptar el plan en privado y luego retractarse. Netanyahu se encontraba en Nueva York tras haber hablado ante la Asamblea general de la ONU aproximadamente una hora antes de los ataques y, después de estos, su oficina anunció que regresaría anticipadamente a Israel.
Tras el ataque, la Casa Blanca informó que el presidente Joe Biden fue informado por su equipo de seguridad nacional. Biden declaró a los periodistas que “Estados Unidos no tenía conocimiento ni participación en las acciones de las Fuerzas de Defensa de Israel” y que proporcionaría más detalles a medida que estuvieran disponibles.
La administración de Biden ha intentado evitar una mayor escalada de la crisis, con el secretario de Defensa Austin advirtiendo sobre el riesgo de un conflicto total entre Israel y Hezbolá, que sería devastador tanto para Israel como para Líbano. Austin señaló el jueves que, aunque existe un riesgo real de guerra total, aún hay una solución diplomática posible.
Cuando se le preguntó sobre el contenido de la conversación entre Austin y Gallant, y el posible impacto del ataque en los esfuerzos estadounidenses para alcanzar un alto el fuego entre Israel y Hezbolá, Singh evitó dar detalles. No obstante, aseguró que el secretario de Defensa de EE. UU. siempre es franco en sus conversaciones con su contraparte israelí. Añadió que las frecuentes interacciones entre Austin y Gallant en las últimas semanas muestran que no existe fractura en la confianza entre ambos países, dado el nivel continuo de comunicación.