La Fuerza Aérea de Israel llevó a cabo la noche del viernes una serie de ataques aéreos masivos y selectivos sobre la capital libanesa, Beirut, centrando sus objetivos en la sede principal del grupo terrorista Hezbolá.
La ofensiva estremeció la ciudad, causando densas nubes de humo y dejando numerosas víctimas. Aunque no se han confirmado aún los detalles, algunos informes de medios hebreos aseguran que el objetivo principal de los ataques era Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, lo que ha generado especulaciones sobre su paradero.
Fuentes cercanas a Hezbolá indicaron que los ataques israelíes destruyeron al menos seis edificios en el área de Dahiyeh, un suburbio de Beirut considerado bastión del grupo.
Las fuerzas de defensa israelíes (FDI) declararon que el centro de mando principal de Hezbolá fue construido bajo estructuras civiles en esta zona. Sin embargo, no se confirmó si Nasrallah se encontraba presente en el lugar durante el ataque.
Contexto del ataque y reacción internacional
El ataque aéreo ha sido descrito como el más devastador en Beirut en el último año de enfrentamientos entre Israel y Hezbolá.
Algunas fuentes israelíes aseguran que el bombardeo fue llevado a cabo con decenas de toneladas de explosivos y que Israel está verificando si Nasrallah se encontraba en el lugar en el momento del ataque.
Medios como AFP y Reuters citan fuentes anónimas cercanas a Hezbolá que afirman que Nasrallah está con vida, mientras que funcionarios iraníes están investigando la situación.
Tras la noticia del ataque, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu interrumpió abruptamente una reunión con periodistas en Nueva York y anunció que acortaría su visita a Estados Unidos para regresar a Israel de inmediato.
En paralelo, fuentes estadounidenses han señalado que fueron informadas del ataque una vez que la operación ya estaba en marcha. Mientras, el Pentágono aseguró que no tuvo ninguna advertencia previa y que no participó en la ofensiva.
Aumento de tensiones entre Israel y Hezbolá
En la última semana, los ataques aéreos de Israel contra Hezbolá han causado más de 700 muertes en el Líbano, aunque no se ha especificado cuántos de los muertos son combatientes y cuántos son civiles. Israel afirma que la mayoría de las bajas corresponden a miembros del grupo terrorista.
La escalada de violencia ha generado temores sobre un conflicto más destructivo entre ambas partes, fuertemente armadas.
En un discurso pronunciado ante la Asamblea general de la ONU, poco antes del ataque, Netanyahu señaló que Israel no tendría más opción que actuar si Hezbolá continuaba con sus ataques.
Afirmó que el país ha tolerado una “situación intolerable” durante casi un año y que, de continuar, Israel se vería obligado a eliminar la amenaza para garantizar la seguridad de sus ciudadanos.
Planes militares y operaciones en curso
Antes del posible inicio de una ofensiva terrestre, las FDI aseguraron tener una “gran confianza” en su capacidad para llevar a cabo operaciones de este tipo, gracias a la experiencia obtenida durante meses de combate en la Franja de Gaza.
Las fuerzas israelíes revelaron planes detallados para incursiones tanto cerca de la frontera como en el interior del Líbano. Durante estos preparativos, la Operación Flechas del Norte se lanzó con más de 2.000 municiones arrojadas en 24 horas sobre objetivos de Hezbolá, la ofensiva más importante realizada por las FDI en el Líbano en años.
Este ataque aéreo ha reducido significativamente las capacidades de misiles, cohetes y drones de Hezbolá, según las FDI, y se estima que la capacidad del grupo para lanzar ataques masivos se ha visto mermada.
Las FDI también indicaron que han logrado eliminar a altos comandantes y atacar miles de sitios de almacenamiento de armas del grupo.
Reacciones a nivel interno y perspectiva futura
El ataque ha aumentado la tensión en la frontera norte de Israel, donde Hezbolá ha disparado cientos de cohetes contra el país. Aunque estos ataques han causado daños y heridos en diversas ciudades, la intensidad y gravedad han sido menores de lo previsto.
En los últimos meses, las capacidades de Hezbolá han sido “desgastadas lentamente” según informes militares israelíes.
Por otro lado, Hezbolá ha mantenido ataques a lo largo de la frontera en solidaridad con el grupo terrorista palestino Hamás, que invadió el sur de Israel el pasado 7 de octubre, dejando 1.200 personas muertas y secuestrando a más de 250. Hasta el momento, los enfrentamientos han causado 26 muertes civiles y 22 bajas militares del lado israelí.
Potenciales negociaciones y próximos pasos
Se había propuesto un alto el fuego de 21 días con el objetivo de detener las hostilidades entre Israel y Hezbolá y avanzar hacia una solución para la guerra en Gaza.
La propuesta fue realizada por los presidentes de Estados Unidos y Francia, Joe Biden y Emmanuel Macron, respectivamente. Sin embargo, la oficina de Netanyahu negó haber dado su consentimiento, calificando la propuesta como “franco-estadounidense” y afirmando que no se había respondido a la idea.
Tras la muerte de Mohammed Srur, jefe de las fuerzas aéreas de Hezbolá, el jefe del Estado Mayor de las FDI, teniente general Herzi Halevi, instó a continuar con los ataques contra el grupo terrorista, subrayando la necesidad de aprovechar la oportunidad para debilitar a Hezbolá.
Con la intensificación de los combates, las FDI movilizaron dos brigadas de reserva, Etzioni y Alon, para reforzar las tropas en el norte de Israel.