El martes, el Parlamento suizo aprobó la prohibición de Hezbolá, una decisión poco habitual en un país neutral conocido por fomentar el diálogo internacional y la mediación.
La cámara baja ratificó la medida, que había sido respaldada la semana pasada por la cámara alta. Los partidarios argumentaron que Hezbolá representa una amenaza a la seguridad internacional y que Suiza debía adoptar una postura firme contra el terrorismo.
El gobierno suizo se opuso a la prohibición, advirtiendo que la legislación actual no permitía declarar ilegal a Hezbolá por razones de seguridad sin una sanción o prohibición específica de las Naciones Unidas. Durante el debate, el ministro de Justicia, Beat Jans, declaró: “Si Suiza decide ahora prohibir este tipo de organizaciones mediante leyes especiales, tendremos que preguntarnos dónde y cómo se trazan los límites”.
A pesar de las objeciones del gobierno, la medida fue aprobada en la Cámara Baja con 126 votos a favor, 20 en contra y 41 abstenciones. Según el comité de política de seguridad, el papel mediador de Suiza no se verá afectado gracias a disposiciones que permiten continuar con las conversaciones de paz y la ayuda humanitaria.
Esta decisión sigue a la prohibición de Hamás, aprobada la semana pasada tras el ataque perpetrado el 7 de octubre de 2023 en el sur de Israel. En dicho ataque murieron alrededor de 1.200 personas, en su mayoría civiles, y 251 fueron tomadas como rehenes. El gobierno suizo defendió entonces la medida, explicando que solo proscribe organizaciones en circunstancias excepcionales y caso por caso.
Hasta el momento, Suiza únicamente había prohibido a Al Qaeda y al Estado Islámico, ambas incluidas en la lista de organizaciones terroristas de la ONU.
Hezbolá intensificó sus ataques contra Israel desde el Líbano el 8 de octubre de 2023, un día después del ataque de Hamás. Mediante cohetes y drones, el grupo terrorista atacó comunidades fronterizas y posiciones militares, forzando la evacuación de 60.000 israelíes del norte del país.
Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, murió en un ataque aéreo israelí en Beirut a finales de septiembre de 2024, en el contexto de la campaña militar israelí que culminó con una incursión terrestre en el sur del Líbano. A finales de noviembre, ambas partes acordaron un alto el fuego, que en general se ha mantenido pese a acusaciones de violaciones por parte de Hezbolá, a las que Israel respondió afirmando que sus represalias respetan el acuerdo.
Fuentes cercanas a Hezbolá estiman que el grupo ha perdido hasta 4.000 combatientes en el último año, con la mayoría de las bajas ocurridas durante los dos meses de combates más intensos.
Desde octubre de 2023, los ataques de Hezbolá han causado la muerte de 45 civiles israelíes. Además, 80 soldados y reservistas de las Fuerzas de Defensa de Israel han muerto en enfrentamientos, ataques y operaciones terrestres en el sur del Líbano.