LONDRES – Las autoridades británicas detienen un superyate de propiedad rusa, de 50 millones de dólares, que cuenta con una piscina de agua dulce, en lo que se llama una “advertencia” a Moscú de las consecuencias por invadir Ucrania.
La incautación del Phi, el primer superyate retenido en aguas británicas, se produce después de que el Reino Unido sancionara en las últimas semanas a cientos de personas y entidades rusas por la guerra del Kremlin.
Las autoridades retienen la embarcación, atracada en el Canary Wharf de Londres, después de que la unidad de “lucha contra la cleptocracia” de la Agencia Nacional del Crimen (NCA) descubriera que su propietario último es un empresario ruso.
Aunque el individuo no identificado no ha sido sancionado por el Reino Unido, los nuevos poderes permiten al Secretario de Transportes, Grant Shapps, detener los barcos controlados, fletados o explotados por personas relacionadas con Rusia.
En una visita al muelle, Shapps dijo que el buque de 58,5 metros (192 pies), valorado en 38 millones de libras (50 millones de dólares), se encontraba en Londres para ser reformado, pero que ahora “no irá a ninguna parte”.
La incautación envió una “advertencia clara y descarnada” al presidente ruso Vladimir Putin, dice.
“Es una indicación más de que no nos quedaremos de brazos cruzados mientras a los compinches de Putin se les permite navegar por el mundo en este tipo de yates y la gente de Ucrania sufre”.