ESTAMBUL, Turquía – El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, advirtió el lunes a Suecia de que no debe esperar su respaldo para entrar en la OTAN tras la quema del Corán frente a la embajada de Ankara en Estocolmo.
Los furibundos comentarios de Erdogan distanciaron aún más las perspectivas de que Suecia y Finlandia se unan a la alianza de defensa occidental antes de las elecciones presidenciales y parlamentarias turcas de mayo.
Turquía y Hungría son los únicos miembros de la OTAN que no han ratificado la histórica decisión de los vecinos nórdicos de romper su tradición de no alineamiento militar en respuesta a la invasión rusa de Ucrania.
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha prometido que su Parlamento aprobará las dos candidaturas el mes que viene.
Sin embargo, Erdogan se ha atrincherado en unas elecciones muy reñidas en las que trata de dinamizar su base electoral nacionalista.
“Suecia no debería esperar nuestro apoyo en la OTAN”, dijo Erdogan en su primera respuesta oficial al acto de un político anti-islamista durante una protesta el sábado que fue aprobada por la policía sueca a pesar de las objeciones de Turquía.
“Está claro que quienes causaron semejante desgracia frente a la embajada de nuestro país ya no pueden esperar ninguna benevolencia por nuestra parte en relación con su solicitud de ingreso en la OTAN”, dijo Erdogan.
Los dirigentes suecos condenaron rotundamente las acciones del político de extrema derecha Rasmus Paludan, pero defendieron la amplia definición de libertad de expresión de su país.
Erdogan ya ha establecido una serie de duras condiciones que incluyen la exigencia de que Suecia extradite a decenas de sospechosos, en su mayoría kurdos, a los que Ankara acusa de “terrorismo” o de participar en un fallido golpe de Estado en 2016.
El cortejo de Suecia a Turquía parecía estar avanzando con una oleada de visitas de altos ministros a Ankara.
Estocolmo también ha promulgado una enmienda constitucional que permitirá aprobar leyes antiterroristas más duras exigidas por Ankara.
Pero las cosas se torcieron cuando un pequeño grupo kurdo colgó una efigie de Erdogan frente al ayuntamiento de Estocolmo a principios de mes.
Turquía convocó al embajador sueco y revocó una invitación para que el presidente de su Parlamento visitara Ankara.
La decisión de la policía sueca de aprobar las protestas de Paludan suscitó una respuesta similar.
Turquía convocó al embajador de Estocolmo para darle otra reprimenda y canceló una visita prevista del ministro de Defensa sueco.
Erdogan dijo que la quema del libro sagrado musulmán era un delito de odio que no podía defenderse con la libertad de expresión.
“Nadie tiene derecho a humillar a los santos”, dijo en declaraciones televisadas a todo el país.