El presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan ha llegado a Moscú en un intento de superar las crecientes diferencias entre los dos países sobre Siria. Turquía quiere que Rusia ponga fin al apoyo a las fuerzas de Assad en la provincia de Idlib.
La semana pasada, Erdogan advirtió que las ofensivas del gobierno sirio en Idlib contra los grupos armados de los oponentes de Assad representaban una amenaza para la seguridad nacional de Turquía.
El pasado mes de septiembre se firmó en Sochi un acuerdo entre Moscú y Ankara que impedía la ofensiva del régimen de Assad en la provincia de Idlib. El lunes 27 de agosto, el ministro de Asuntos Exteriores ruso Sergey Lavrov apoyó la actual ofensiva en Idlib, señalando que Turquía no podía contener a los rebeldes, como estipulan los acuerdos de Sochi.
Erdogan visitó Moscú el 8 de abril para reunirse con el presidente ruso Vladimir Putin y discutir, entre otras cosas, la situación en Siria, el suministro de sistemas de misiles antiaéreos S-400 a Turquía y la construcción del gasoducto Turkish Stream (TurkStream).
Turquía es miembro de la OTAN, sus relaciones con Rusia han sido históricamente tensas. Pero Moscú y Ankara han establecido fuertes lazos económicos desde el final de la Guerra Fría y se han unido en los últimos años.
Estados Unidos y Turquía apoyan a varios grupos antigubernamentales en la guerra civil de ocho años de Siria.
El ejército estadounidense apoya a los combatientes sirios kurdos en el norte del país en su lucha contra los extremistas de los grupos islámicos estatales. Ankara considera a los terroristas sirios kurdos vinculados a los separatistas kurdos que operan en Turquía y ha prometido destruirlos.