GINEBRA, Suiza (AFP) – La fiscalía suiza pidió el lunes que un empresario franco-israelí cumpla su condena en prisión en un vasto caso de corrupción relacionado con los derechos mineros de Guinea, mientras que su defensa insistió en que es inocente.
En un apasionado alegato final, el fiscal jefe Yves Bertossa dijo al tribunal de apelación de Ginebra que mantenía su petición de que Beny Steinmetz cumpliera cinco años entre rejas, denunciando su papel en un “pacto de corrupción”.
El magnate minero de 66 años, que hizo su fortuna con los diamantes, ya había sido condenado por un tribunal inferior en enero de 2021 a una pena de cinco años de prisión y a pagar una indemnización de 50 millones de francos suizos (52 millones de dólares).
Fue declarado culpable de montar una compleja red financiera para pagar sobornos con el fin de garantizar que su empresa pudiera obtener permisos en la región guineana de Simandou, al sureste del país, que se calcula que contiene los mayores yacimientos de mineral de hierro sin explotar del mundo.
El lunes, el abogado de Steinmetz, Daniel Kinzer, tachó el caso de la fiscalía de “muy débil” e insistió en que el tribunal de primera instancia había llegado a “una conclusión errónea e injusta”.
“Es inocente… No hay delito”, dijo en su declaración final, instando a los jueces a mirar los hechos “con ojos nuevos”.
Lamentó que a su cliente se le atribuyan acciones de distintos actores asociados a diferentes entidades, insistiendo en que sólo ha estado prestando servicios como consultor del Beny Steinmetz Group Resources (BSGR).

Una bonita historia
Bertossa se reafirmó en la imagen que pintó durante el juicio original de Steinmetz dirigiendo la acusación de sobornar a la esposa del entonces presidente de Guinea, Lansana Conte, y a otras personas para conseguir lucrativos derechos mineros en Simandou.
“Todo el mundo le consideraba el jefe”, dijo.
La fiscalía afirma que Steinmetz obtuvo los derechos poco antes de que Conte muriera en 2008, tras el pago de unos 10 millones de dólares en sobornos durante varios años.
Conte ordenó al gigante minero mundial Rio Tinto que renunciara a dos concesiones que posteriormente obtuvo BSGR con una inversión de 160 millones de dólares.
Sólo 18 meses después, BSGR vendió el 51% de su participación en la concesión al gigante minero brasileño Vale por 2.500 millones de dólares.
Pero en 2013, el primer presidente guineano elegido democráticamente, Alpha Conde, lanzó una revisión de los permisos asignados bajo Conte y despojó al consorcio VBG, formado por BSGR y Vale, de su permiso.
La defensa sostiene que no hubo nada inapropiado en la forma en que BSGR obtuvo los permisos, y que Rio Tinto perdió la mitad de las concesiones por no haberlas desarrollado.
Insiste en que BSGR estaba deseando invertir en Guinea y que el proyecto habría sido enormemente beneficioso para el país y se habría asociado a su desarrollo.

Pacto de corrupción
Pero Bertossa dijo que la venta a Vale mostraba en cambio que sólo le interesaba “participar en los beneficios”.
Y rechazó los esfuerzos por distanciar a Steinmetz de un supuesto “pacto de corrupción” con Conte y su cuarta esposa Mamadie Toure para obtener los derechos de exploración.
Toure, que ha admitido haber recibido pagos, tiene un estatus protegido en Estados Unidos como testigo de Estado.
Kinzer insistió en que Steinmetz no estuvo implicado en ningún pago y sugirió que los pagos realizados deberían considerarse, en todo caso, como un esfuerzo de cabildeo o tráfico de influencias, lo que no es ilegal en Guinea ni en Suiza.
También dijo que la mayoría de los pagos se hicieron después de la muerte de Conte y de que Touré abandonara el país, lo que significa que no pudieron hacerse con intenciones corruptas.
“Seamos serios”, dijo Bertossa, señalando las numerosas escuchas telefónicas de un socio de Steinmetz que también está apelando un veredicto anterior que apuntaba a pagos a instancias de Steinmetz.
“El único objetivo era influir en el presidente para obtener los derechos mineros”.