Los líderes del Grupo de los Siete (G7) reprendieron el domingo a China por la violación de los derechos humanos en Xinjiang, pidieron que Hong Kong mantenga un alto grado de autonomía y exigieron una investigación completa y exhaustiva de los orígenes del nuevo coronavirus en China.
Tras debatir cómo llegar a una posición unificada sobre China, los líderes emitieron un comunicado final muy crítico que ahondaba en lo que son para China algunos de los temas más delicados, incluyendo también a Taiwán.
El resurgimiento de China como potencia mundial se considera uno de los acontecimientos geopolíticos más importantes de los últimos tiempos, junto con la caída de la Unión Soviética en 1991, que puso fin a la Guerra Fría.
El ascenso de China también ha inquietado a Estados Unidos: El presidente Joe Biden considera a China como el principal competidor estratégico y ha prometido hacer frente a los “abusos económicos” de China y a las violaciones de los derechos humanos.
“Promoveremos nuestros valores, entre otros, pidiendo a China que respete los derechos humanos y las libertades fundamentales, especialmente en relación con Xinjiang y los derechos, libertades y el alto grado de autonomía de Hong Kong consagrados en la Declaración Conjunta Sino-Británica”, dijo el G7.
“También pedimos que se lleve a cabo un estudio sobre los orígenes del COVID-19 de fase 2, oportuno, transparente, dirigido por expertos y con base científica, tal y como recomienda el informe de los expertos, en China”, dijo el G7.
Reuters informó anteriormente de la versión final del borrador del comunicado.
Antes de que surgieran las críticas del G7, China advirtió a los líderes del G7 que los días en que “pequeños” grupos de países decidían el destino del mundo habían quedado atrás.
El G7 también dijo que subrayaba “la importancia de la paz y la estabilidad a través del Estrecho de Taiwán, y alentaba la resolución pacífica de las cuestiones a través del Estrecho”.
“Seguimos seriamente preocupados por la situación en los mares de China Oriental y Meridional y nos oponemos firmemente a cualquier intento unilateral de cambiar el statu quo y aumentar las tensiones”, afirmaron.
TRABAJO FORZADO
El G7 manifestó su preocupación por el trabajo forzoso en las cadenas de suministro mundiales, incluidos los sectores agrícola, solar y de la confección.
“Nos preocupa el uso de todas las formas de trabajo forzoso en las cadenas de suministro mundiales, incluido el trabajo forzoso patrocinado por el Estado de grupos vulnerables y minorías, incluso en los sectores agrícola, solar y de la confección”, declaró el G7.
Pekín ha contraatacado en repetidas ocasiones a lo que percibe como intentos de las potencias occidentales de contener a China, y afirma que muchas de las principales potencias siguen atrapadas en una mentalidad imperial anticuada tras años de humillar a China.
Expertos de la ONU y grupos de derechos humanos estiman que más de un millón de personas, principalmente uigures y otras minorías musulmanas, han sido detenidas en los últimos años en un vasto sistema de campos en Xinjiang.
China niega todas las acusaciones de trabajos forzados o abusos. Inicialmente negó la existencia de los campos, pero desde entonces ha dicho que son centros de formación profesional y que están diseñados para combatir el extremismo. A finales de 2019, China dijo que todas las personas de los campos se habían “graduado”.