El jueves, los trabajadores de rescate buscaban cuerpos en los escombros de las casas derrumbadas después de que las inundaciones repentinas alimentadas por las lluvias torrenciales mataran al menos a 162 personas en Afganistán.
Al menos 100 personas murieron en la ciudad de Charikar, al norte de Kabul, cuando las inundaciones que se produjeron el martes por la noche provocaron el derrumbe de cientos de edificios.
Abdul Ghayor, un obrero que trabajaba en la capital, mencionó que se había apresurado a regresar a Charikar para buscar a su familia, pero se encontró con que su casa había sido arrasada.
“Toda mi familia se ha ido”, manifestó Ghayor a la AFP, afirmando que 10 familiares habían muerto y uno estaba desaparecido.
Muchos residentes, usando palas y palas mecánicas, se unieron a la operación de rescate, limpiando montones de escombros mientras buscaban los cuerpos el jueves.
Safiullah Safi, un líder de la comunidad, indicó que la mayoría de las casas de su barrio central habían sido destruidas.
“Es una catástrofe aquí con tantas personas muertas y desaparecidas, incluyendo muchos niños”, añadió.
Qasim Haidary, un alto funcionario del Ministerio de Gestión de Desastres, explicó que el alcance de los daños generales todavía se estaba evaluando, pero que unas 200 casas habían sido completamente destruidas y 600 cabezas de ganado habían muerto en la provincia de Parwan, de la cual Charikar es la capital.
Añadió que se había dado comida y refugio a unas mil familias de la provincia, pero pidió ayuda a las organizaciones internacionales de socorro.
Las inundaciones repentinas han matado a docenas de personas más en otras 12 provincias del país empobrecido esta semana.
Al menos 19 personas murieron en Kabul y 30 en la vecina Kapisa, continuó Haidary.
Las lluvias torrenciales e inundaciones repentinas matan a decenas de personas en Afganistán cada año.
Muchas casas mal construidas, la mayoría en zonas rurales, corren el riesgo de derrumbarse durante las lluvias.