La EBU avaló la permanencia de Israel en Eurovisión mediante reformas que sustituyeron un referéndum y provocaron la retirada de varias emisoras europeas.
La EBU respalda reformas y descarta una votación directa sobre Israel en 2026
Israel aseguró su presencia en Eurovisión 2026 después de que la EBU aprobara un conjunto de reformas con una mayoría amplia. La decisión reemplazó la votación directa que algunos miembros defendían y confirmó la continuidad israelí mediante la validación del nuevo marco normativo. Tras conocerse el resultado, las emisoras de España, Países Bajos, Irlanda y Eslovenia anunciaron su retiro de la competencia como cumplimiento de los avisos de boicot previamente expresados por sus directivos.
La asamblea general de la EBU, reunida en Ginebra, analizó los argumentos relativos a la participación de Israel y valoró las consecuencias políticas y organizativas asociadas a cada alternativa. Al cierre del encuentro, la institución comunicó que la mayoría de sus integrantes respaldó las reformas propuestas y concluyó que un sufragio adicional sobre la presencia de Israel ya no resultaba necesario. Esa interpretación resolvió indirectamente el tema mediante la validación del nuevo sistema interno.
El organismo aclaró que cualquier miembro interesado en el festival de 2026 podrá competir si acepta las reglas reformadas, lo que dio por sentado el derecho de Israel a permanecer en el certamen. En el debate previo, representantes de Alemania y Ucrania defendieron la continuidad israelí mientras delegados de España, Bélgica, Eslovenia y Turquía insistieron en pedir la exclusión, una señal de fractura interna dentro del bloque europeo.
El recuento final registró 738 votos favorables, 264 votos contrarios y 120 abstenciones, cifras que revelaron que solo once países apoyaron la exigencia de un sufragio específico. La estructura de votación atribuye veinticuatro votos por nación, lo que permitió conocer la inclinación mayoritaria hacia la vía reformista y explicó por qué la EBU optó por cerrar la controversia mediante el nuevo paquete normativo.
Datos clave sobre el proceso y la fractura institucional
- La EBU reemplazó la votación directa por la aprobación de un paquete de reformas internas.
- España, Irlanda, Eslovenia y Países Bajos anunciaron su retirada inmediata del certamen.
- El resultado global mostró 738 votos favorables, 264 contrarios y 120 abstenciones.
- Solo once países respaldaron exigir un sufragio específico sobre la presencia israelí.
- El debate reveló una división política considerable entre los miembros de la EBU.
Argumentos israelíes y reacción al debate sobre boicots culturales en Eurovisión
Israel estuvo representado por el director general de Kan, Golan Yochpaz, y por la abogada Ayala Mizrachi. Ambos rechazaron cualquier boicot cultural y advirtieron que una exclusión basada en motivos políticos dañaría la libertad artística. Yochpaz defendió el trabajo de los artistas israelíes y negó que su emisora impulsara campañas ilícitas para alterar resultados, respuesta que abordó las sospechas emitidas desde varios países sobre los televotos de ediciones previas.
Distintas naciones expresaron preocupaciones por las altas puntuaciones populares que Israel obtuvo en 2024 y en 2025 y acusaron al país de fraude en el televoto. La EBU desestimó esas denuncias, aunque promovió un paquete de reformas para fortalecer la credibilidad del sistema de votación. Las nuevas reglas limitaron a diez el número de votos por persona, desalentaron campañas públicas organizadas por gobiernos y prohibieron coordinaciones entre autoridades estatales y participantes.
El conjunto de cambios incluyó el retorno de jurados profesionales en las semifinales, con la intención declarada de equilibrar la valoración técnica y la opinión popular. El presidente israelí, Isaac Herzog, celebró la decisión de la EBU y afirmó que Israel merece presencia en escenarios internacionales. Expresó compromiso activo con la continuidad de su país en el festival y subrayó la importancia simbólica de defender la cultura, la amistad entre naciones y la cooperación artística.
Herzog agradeció el respaldo que, según su visión, recibió Israel por parte de distintos miembros y consideró la resolución un ejemplo de solidaridad cultural. La EBU informó que las emisoras deberán confirmar su participación en Viena antes de mayo de 2026 y que la lista oficial se divulgará antes de Navidad. El anuncio incluyó detalles sobre los plazos de producción necesarios para asegurar una organización adecuada del certamen.
Las retiradas europeas, el clima de protesta y la división entre radiodifusores
Tras confirmarse la continuidad israelí, Irlanda, España, Eslovenia y Países Bajos oficializaron su salida del certamen. Islandia y Bélgica evaluaron posiciones internas sin un consenso definitivo, debido a que sus radiodifusores expresaron opiniones divergentes respecto al trato que debía aplicarse a la delegación israelí. En Islandia, la emisora pública pospuso su decisión y en Bélgica el VRT flamenco respaldó el boicot, mientras la RTBF francófona adoptó una postura más prudente.
La neerlandesa AVROTROS justificó su retirada al afirmar que la situación actual impedía conciliar la participación con los valores fundamentales de su mandato público. La irlandesa RTE expresó que resultaba imposible competir ante la pérdida de vidas registrada en Gaza y anunció que no emitiría el festival ni enviaría representante, una medida que reforzó el carácter político de su protesta. Eslovenia y España se sumaron con críticas directas al gobierno israelí.
RTV SLO afirmó que el festival quedó sometido a intereses políticos israelíes y RTVE calificó de insuficientes las reformas aprobadas. España, miembro del grupo de las Cinco Grandes naciones de Eurovisión, destacó que su contribución financiera tradicional no justificaba aceptar una continuidad que, a su juicio, incorporaba un uso político del certamen. Esa postura reforzó la dimensión estratégica del debate dentro de la EBU.
La EBU había programado inicialmente una votación separada sobre Israel, pero canceló ese plan después del alto el fuego en Gaza y pospuso cualquier resolución hasta la asamblea general. La institución esperaba que el paquete de reformas solventara la disputa interna abierta desde 2023 y permitiera retomar la estabilidad organizativa que había caracterizado las ediciones previas pese a las protestas crecientes y los episodios de tensión pública.
Contexto de presión política, antecedentes históricos y repercusiones recientes
Los movimientos contrarios a Israel insistieron durante años en exigir su exclusión del festival, aunque la presión alcanzó niveles inéditos después del ataque perpetrado por Hamás el siete de octubre de 2023. Ese hecho desencadenó una guerra de dos años en Gaza y multiplicó las peticiones de sanciones culturales. La EBU respondió que Eurovisión enfrenta a emisoras públicas y sostuvo que Kan cumplía las condiciones necesarias para competir, como reflejó su participación sostenida.
Ninguna nación abandonó el certamen durante las ediciones de 2024 y 2025, aunque las protestas marcaron ambas convocatorias. Los abucheos y la tensión política opacaron los eventos, mientras el respaldo del público proisraelí impulsó los resultados de Eden Golan en 2024 y Yuval Raphael en 2025. Ese fenómeno reforzó la percepción de polarización y alimentó nuevas críticas sobre el sistema de votación popular y su impacto dentro de la competencia.
Israel debutó en Eurovisión en 1973 y solo se ausentó en 1980, en 1984 y en 1997 debido a coincidencias de fechas con el Día de los Caídos y el Día de la Memoria del Holocausto. El país obtuvo cuatro victorias: en 1978, en 1979, en 1998 y en 2018. Ese historial explica el valor simbólico que Israel atribuye a su continuidad dentro del certamen, un espacio que considera esencial para su proyección cultural y para su relación con el público internacional.
la guerra entre demandas políticas, exigencias de boicot y la defensa de la libertad artística transformó el debate sobre Eurovisión en un escenario de tensiones acumuladas. La EBU intentó resolver ese choque mediante reformas que prometieron reforzar credibilidad, limitar intervenciones estatales y equilibrar peso técnico y popular en las votaciones. La aprobación de ese marco determinó la permanencia israelí y marcó un punto decisivo en la evolución política del concurso.