Una invasión china de Taiwán podría empequeñecer la crisis de Ucrania, atrayendo a potencias como Estados Unidos, Japón, Australia y Gran Bretaña en un conflicto de consecuencias impredecibles. La ambigüedad estratégica de la política estadounidense respecto a Taiwán y las ambiciones expansionistas de China conducen a un escenario cada vez más incierto.
El cambio de dinámica con Xi Jinping
El ascenso de Xi Jinping como líder supremo de China ha modificado la relación entre Washington y Pekín. Su enfoque agresivo hacia Taiwán y la política internacional ha generado preocupación en Estados Unidos y sus aliados.
En una reciente declaración, Xi Jinping reiteró su intención de anexar Taiwán, sin descartar el uso de la fuerza. La ambigüedad de la política estadounidense sobre este tema se ha vuelto cada vez más problemática.
Confusión en la política de Estados Unidos
Joe Biden, presidente de Estados Unidos, ha generado confusión con declaraciones no escritas sobre la defensa de Taiwán. Aunque la Ley de Relaciones con Taiwán de 1979 establece el compromiso de proporcionar armas defensivas a Taiwán, el objetivo es disuadir, no involucrarse en la guerra.
La política interna de Taiwán
El futuro político de Taiwán también es incierto. La presidenta Tsai Ing-wen no puede postularse nuevamente, y no se sabe quién la sucederá. El principal opositor, el Kuomintang (KMT), acusa al gobernante Partido Democrático Progresista (PDP) de empeorar las relaciones con China.
El KMT sostiene que es pro-paz y prosperidad, un mensaje atractivo en medio de la agitación en la región. Sin embargo, persisten las dudas sobre su voluntad para enfrentarse a Pekín.
Un desafío a la política de ambigüedad
Richard Haass, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, sugiere que la falta de “claridad estratégica” de Biden podría llevar a un error de cálculo fatal. Propone que EE. UU. explicitar su disposición a responder a un ataque chino contra Taiwán con todas las herramientas a su alcance, incluidas sanciones económicas y fuerza militar.
La adopción de una política de disuasión con dientes podría evitar una Ucrania asiática, pero no resolverá el problema más amplio de Taiwán. Se requiere visión política, moderación y un enfoque altruista en un mundo cada vez más polarizado y conflictivo.