Aunque resulte difícil de creer, Estados Unidos ha encontrado nuevas sanciones para imponer a Rusia.
El jueves, Estados Unidos impuso una nueva serie de sanciones contra funcionarios y empresas rusas, en una medida destinada no sólo a presionar al Kremlin para que dé marcha atrás en Ucrania, sino también a limitar el ya mermado sector de la fabricación militar y la defensa de Rusia.
Entre los sancionados la semana pasada se encuentran funcionarios rusos que supervisan las operaciones de los mercados de valores, así como funcionarios rusos y otros pro-Kremlin que trabajan en las regiones ocupadas de Ucrania. También se sancionó a una funcionaria de derechos de la infancia, Maria Lvova-Belova, tras ser acusada de facilitar el traslado de niños ucranianos de Ucrania a Rusia. Maxim Oreshkin, asesor económico del presidente ruso, así como la agencia de inteligencia GRU también fueron incluidos en la última ronda de sanciones.
Las sanciones implican la congelación de todos los activos estadounidenses que posean esas personas, y también se les prohibirá entrar en Estados Unidos o hacer negocios con empresas o personas estadounidenses.
Un total de 22 personas fueron sancionadas.
Análisis de las sanciones: Las industrias espaciales y tecnológicas en el punto de mira
Rusia, que ya tiene dificultades para fabricar armas avanzadas y carros de combate modernos, se enfrentará ahora a una dificultad aún mayor para dotar a su ejército de armamento capaz de hacer frente a los equipos estándar de la OTAN suministrados por Occidente a Ucrania.
El Departamento de Defensa de Estados Unidos anunció que también se sancionarán 31 empresas y entidades de tecnología, defensa, espacio y electrónica. Esto significa que Rusia no sólo no podrá importar muchos equipos fabricados en Occidente o semiconductores y tecnología que utiliza tecnología estadounidense, sino que entidades industriales rusas clave no podrán hacer negocios con ninguna persona o empresa estadounidense.
El Secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, dijo que la medida muestra el compromiso de los Estados Unidos de seguir exigiendo responsabilidades al gobierno ruso.
“Las personas designadas hoy -desde los autores de la violencia hasta un funcionario que facilitó la expulsión intencionada de niños de Ucrania- son ejemplos del comportamiento que se ha convertido en sinónimo de la guerra no provocada del gobierno de Rusia”, dijo Blinken.
La medida recibió el apoyo de los aliados internacionales, y el ministro de Defensa británico reconoció la importancia de las sanciones en un momento en el que Rusia está en retirada.
“Las fuerzas ucranianas siguen consolidando su control en las zonas recién liberadas del óblast de Kharkiv”, dijo Wallace, en referencia a la actual contraofensiva ucraniana. “Las fuerzas rusas se han retirado en gran medida de la zona al oeste del río Oskil”.
Con las fuerzas rusas retirándose y “reagrupándose” en Donetsk, las sanciones en este momento ejercerán una mayor presión paralizante sobre Rusia -aunque, con una grave escasez de armas modernas ya, y Putin comprometido con su guerra, puede que no sea tan eficaz como espera la Casa Blanca.