Cuando Rusia lanzó su invasión no provocada de Ucrania el 24 de febrero, describiéndola como una “operación militar especial”, el objetivo declarado del Kremlin era “desnazificar” y “desmilitarizar” a su enemigo.
El verdadero propósito parecía ser la apropiación de tierras, ya que el presidente ruso Vladimir Putin pretendía restablecer un Imperio ruso y detener cualquier nueva expansión de la adhesión a la OTAN.
Sin embargo, la guerra podría terminar con Moscú perdiendo realmente territorio.
Lo que es seguro es que Rusia ya ha perdido grandes cantidades de material y personal militar. Según las últimas cifras de Ucrania, las fuerzas del Kremlin han perdido ya 2.966 tanques, dos docenas sólo el domingo.
Y lo que es aún más inquietante para Moscú, 94.760 soldados rusos han perdido la vida en esta guerra inútil, y al ritmo actual de entre 300 y 400 muertos diarios, el triste hito de los 100.000 muertos podría alcanzarse en Navidad.
Además, unos 284.280 soldados rusos han resultado heridos y otros 1.000 han sido capturados.
Moscú ha negado que la factura de la carnicería sea tan alta, y sus propias cifras sugieren que ha perdido menos de 6.000. Los oficiales del Pentágono creen que las cifras están mucho más cerca de las afirmaciones de Kiev.
Ucrania también ha restado importancia a sus pérdidas, y la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, declaró que probablemente haya unas 100.000 bajas totales en el bando ucraniano.
Esta cifra incluye probablemente las bajas civiles y militares, así como los heridos.
Se acerca la liberación de Crimea
Moscú no sólo tendrá que aceptar las pérdidas de personal militar. El teniente general Ben Hodges, ex comandante general del Ejército de EE.UU. en Europa, apareció en las redes sociales el lunes y dijo que cree que el ejército ucraniano será capaz de liberar la península ocupada de Crimea en agosto del próximo año.
Moscú se anexionó Crimea ilegalmente a principios de 2014, pero la mayoría de los países occidentales siguen considerando la península como parte de Ucrania. Lo mismo ocurre con varias regiones –Donetsk, Luhansk, Zaporizhzhia y Kherson– que Putin reivindicó como anexionadas en octubre.
Con el apoyo de los gobiernos occidentales, incluida la ayuda militar, Kiev ha conseguido hacer retroceder a Rusia en prácticamente todos los frentes, e inició una contraofensiva a principios de este año.
Las fuerzas ucranianas han llevado a cabo múltiples incursiones en Crimea, y liberarla del control ruso es un objetivo subyacente para Kiev.
“Esta guerra rusa contra Ucrania y toda la Europa libre comenzó con Crimea y debe terminar con Crimea, con su liberación”, dijo el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky en su discurso del 9 de agosto.
“Hoy es imposible decir cuándo ocurrirá esto”, añadió Zelensky. “Pero estamos añadiendo constantemente los componentes necesarios a la fórmula de la liberación de Crimea”.
Por ahora, parece que ni Putin ni Zelensky están dispuestos siquiera a hablar de paz. Sin embargo, el objetivo de Zelensky está claro, mientras que Rusia puede que ahora sólo esté luchando por conservar algo de terreno y salvar algo la cara.