Las fuerzas rusas se adentran en la asediada y maltrecha ciudad portuaria ucraniana de Mariupol, donde los intensos combates han cerrado una importante planta siderúrgica y las autoridades locales piden más ayuda occidental.
La caída de Mariupol, escenario de algunos de los peores sufrimientos de la guerra, supondría un importante avance en el campo de batalla para los rusos, que se encuentran en gran medida empantanados fuera de las principales ciudades tras más de tres semanas de la mayor invasión terrestre en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
“Están muriendo niños, ancianos. La ciudad está destruida y ha sido borrada de la faz de la tierra”, dice el oficial de policía de Mariupol Michail Vershnin desde una calle llena de escombros en un video dirigido a los líderes occidentales que fue autenticado por The Associated Press.
Las fuerzas rusas ya han aislado la ciudad del Mar de Azov, y su caída uniría Crimea, que Rusia se anexionó en 2014, con los territorios controlados por los separatistas respaldados por Moscú en el este. Supondría un avance inusual ante la feroz resistencia ucraniana que ha hecho fracasar las esperanzas rusas de una rápida victoria y ha galvanizado a Occidente.