Cientos de personas se reunieron en una manifestación conmemorativa en el Central Park de Nueva York para lamentar el asesinato de seis rehenes israelíes y estadounidenses ejecutados por Hamás en Gaza a finales del mes pasado, según informó el Foro de Familias de Rehenes en un comunicado.
Gilad y Nitza Korngold, cuyos hijo Tal Shoham fue secuestrado del Kibutz Be’eri el 7 de octubre, hablaron en el acto afirmando que tienen la certeza de que su hijo sigue con vida. “La Cruz Roja se ha negado a ayudar a nuestros seres queridos mientras solicita, sin vergüenza, mejores condiciones para los terroristas encarcelados en Israel. Pedimos a todos los presentes que contacten a sus representantes y exijan la liberación de nuestros seres queridos”, dijeron.
Moran Stela Yanai, quien fue secuestrada en la fiesta rave Supernova cerca del Kibutz Re’im el 7 de octubre y liberada tras 54 días de cautiverio, hizo un llamado para que se libere a los 97 rehenes que aún permanecen en manos de Hamás. “Han pasado 285 días desde mi liberación en el acuerdo para la liberación de rehenes. Los padres de Tal Shoham son como mis propios padres. Mis hermanos y hermanas en cautiverio están hambrientos, sufriendo y en constante peligro”, declaró.
Yanai también agregó: “Esta última semana ha sido la peor desde el 7 de octubre, pero tras escuchar a las familias de los rehenes asesinados en sus funerales, debemos encontrar la fuerza para seguir luchando por ellos y traerlos de vuelta a casa”.
El fin de semana pasado, el ejército israelí (FDI) anunció que había recuperado los cuerpos de seis rehenes secuestrados con vida por Hamás el 7 de octubre. Los cadáveres fueron hallados en un túnel en Rafah, al sur de Gaza, poco después de que fueran asesinados por los terroristas.
Las víctimas fueron Hersh Goldberg-Polin, de 23 años; Eden Yerushalmi, de 24; Ori Danino, de 25; Alex Lobanov, de 32; Carmel Gat, de 40; y Almog Sarusi, de 27 años.
Durante la manifestación, los asistentes desplegaron una gran pancarta con los rostros de los seis rehenes asesinados y la frase “Que su memoria sea una revolución”, una adaptación de la tradicional frase judía de duelo, utilizada en honor a la fallecida jueza de la Corte Suprema de Estados Unidos, Ruth Bader Ginsburg, y recordada por el padre de Goldberg-Polin en su funeral la semana pasada.