Tras un gran terremoto de magnitud 7,8 que dejó más de 500 muertos y miles de heridos en Siria y Turquía, el presidente Vladimir Putin ofreció el lunes ayuda rusa a ambas naciones.
Rusia tiene una presencia militar considerable en Siria y es un firme aliado del presidente sirio Bashar al-Assad. Putin también se lleva bien con el presidente de Turquía, Tayyip Erdogan, quien a pesar de la pertenencia de su país a la OTAN ha intentado mediar en la crisis entre Rusia y Ucrania.
En una declaración dirigida a Erdogan el lunes, Putin dijo: “Por favor, acepte mis sinceras condolencias por las numerosas pérdidas humanas y la extensa destrucción infligida por un tremendo terremoto en su nación”.
La Federación Rusa “comparte la pérdida y el dolor de quienes perdieron a seres queridos” y está “dispuesta a prestar la ayuda necesaria al respecto”.
Putin aseguró por separado a Assad que Rusia sentía “la angustia y el dolor de quienes perdieron a sus seres queridos” y se comprometió a prestar ayuda.
Anteriormente, el Ministerio de Defensa ruso había afirmado que sus instalaciones militares en Siria no habían sufrido daños como consecuencia del terremoto.