Rusia ha sancionado al gigante tecnológico Google con una multa de casi 100 millones de dólares por no retirar repetidamente “contenidos prohibidos”, según informaron el viernes los medios de comunicación estatales.
La multa es la primera vez que Rusia impone una multa basada en el volumen de negocios de una empresa y se produce en un momento en que Moscú amplía la presión sobre las plataformas de Internet extranjeras, que, según dice, no retiran regularmente los contenidos en cumplimiento de la legislación rusa.
Los contenidos que se han retirado van desde material pornográfico y publicaciones que promueven las drogas y el suicidio hasta mensajes que llaman a los rusos a protestar en apoyo del crítico del Kremlin encarcelado Alexei Navalny, cuyos grupos fueron ilegalizados como “extremistas” este año.
Un tribunal de primera instancia de Moscú impuso a Google una multa de 7.200 millones de rublos (98,4 millones de dólares) en virtud de una cláusula legal que permite a los tribunales imponer entre el 5% y el 10% de la facturación de una empresa, según la agencia de noticias estatal RIA Novosti.
Según el sitio web de noticias RBC, Google Rusia ganó 85.000 millones de rublos (1.100 millones de dólares) en 2020.
El regulador estatal de los medios de comunicación, Roskomnadzor, que presentó la demanda contra Google a principios de diciembre, dijo que la empresa había sido multada con un total de 37,5 millones de rublos (510,5 millones de dólares) antes de la sentencia del viernes por no haber eliminado 2.600 artículos que Rusia considera ilegales.
Google dijo que determinará sus próximos pasos después de examinar el fallo del tribunal, informó RIA Novosti.
Se espera que el tribunal vea el caso de Meta, que también fue presentado por Roskomnadzor, más tarde el viernes.
El regulador ruso dijo que Facebook, WhatsApp y la empresa matriz de Instagram habían sido multados con un total de 90 millones de rublos (1,2 millones de dólares) por sanciones que incluyen violaciones de contenido.
Roskomnadzor acusó a Meta en octubre de no eliminar repetidamente información “peligrosa para los ciudadanos” en Facebook e Instagram, amenazando con multas basadas en el volumen de negocio.
Moscú ha intensificado la presión sobre las empresas tecnológicas, en su mayoría con sede en Estados Unidos, por lo que califica de injerencia en la política interna de Rusia, así como por no abrir oficinas físicas ni transferir los datos de los usuarios a servidores dentro del país.