Incluso mientras las tropas rusas en el frente de la región oriental de Donbás en Ucrania parecen mal equipadas para el próximo invierno, el Kremlin ha seguido preparándose para un posible conflicto en el Ártico, rico en minerales. En los últimos años, Moscú ha dejado más que claro que considera la región como propia y ha reforzado su presencia militar.
Esto ha incluido la ampliación de la base aérea de Nagurskoye, situada en el archipiélago de la Tierra de Francisco José, a unas 600 millas al sur del Polo Norte geográfico.
La base, que se construyó por primera vez en la década de 1950 como estación meteorológica y puesto avanzado de comunicaciones entre el continente euroasiático y el Polo Norte, cuenta con una “instalación en forma de trébol” que consta de tres grandes vainas que se extienden desde un atrio central llamado el Trébol Ártico. La estructura está pintada con los colores blanco-rojo-azul de la bandera nacional rusa para que cualquiera que la vea sepa que se trata de territorio ruso.
La dura realidad del Ártico
La base dista mucho de ser un emplazamiento ideal, ya que las temperaturas descienden regularmente hasta los 42 grados bajo cero en invierno, y la nieve sólo desaparece de agosto a mediados de septiembre. Sin embargo, las unidades rusas han seguido entrenando en el frío extremo, e incluso la Fuerza Aérea rusa ha realizado operaciones con sus cazas de largo alcance MiG-31. Realmente se están superando los límites de los aviones “todo tiempo”, que ahora patrullan los cielos.
Por supuesto, la defensa de la región requerirá algo más que el control del aire, y los ingenieros rusos anunciaron esta semana que están desarrollando vehículos blindados para operar en los duros climas del Ártico.
Los vehículos blindados, los tanques y otros vehículos militares se modificarán considerablemente.
“Estamos sustituyendo los vehículos actuales por modelos mejorados y adquiriendo modelos de producción modernos. Esto nos ayudará a alcanzar la cuota necesaria de vehículos modernos. Los vehículos blindados y sus armas que carecen de la tecnología más reciente están siendo eliminados”, dijo el general de división Alexander Shestakov, jefe de la Dirección Principal de Vehículos y Blindajes del Ministerio de Defensa ruso, al medio de comunicación Arctic.ru.
Shestakov explicó además que todas las armas y equipos se están estandarizando colocándolos en plataformas básicas intercambiables.
“Estamos trabajando para reequipar exhaustivamente nuestras fuerzas terrestres con armamento moderno”, continuó Shestakov. “Al mismo tiempo, estamos implementando proyectos de investigación para desarrollar armas y equipos militares avanzados”.
ARMATA PARA EL FRÍO
Entre los vehículos que se están desarrollando actualmente hay tanques avanzados, vehículos de combate de infantería con orugas y ruedas y vehículos blindados de transporte de personal en el marco de los proyectos de investigación Armata, Kurganets-25 y Boomerang.
Moscú ha pregonado las capacidades de estas nuevas plataformas, y ha sugerido que también ha adoptado un nuevo tipo de vehículo de combate de apoyo a los tanques que podría suprimir y destruir eficazmente el armamento antitanque, los tanques y otros objetivos blindados del enemigo.
No está claro cuándo podrían desplegarse realmente estos vehículos en el Ártico. Al igual que otros programas militares rusos, parecen capaces, pero no está claro si Moscú mantiene los recursos para producir los vehículos en número. Lo más probable es que se trate del último bombo y platillo del Kremlin que suena bien en los comunicados, pero que tardará mucho en materializarse.