El presidente ruso Vladimir Putin se enfrentará a “consecuencias sustanciales” si despliega fuerzas en Bielorrusia para ayudar al asediado autócrata Alexander Lukashenko a controlar las protestas masivas contra su gobierno, advirtió un alto diplomático estadounidense.
“Habría consecuencias sustanciales para la relación entre Rusia y Estados Unidos, entre Rusia y Europa”, afirmó el Subsecretario de Estado Stephen Biegun a Radio Free Europe/Radio Liberty, una emisora respaldada por los Estados Unidos. “Los últimos cuatro años han sido muy difíciles para las relaciones entre los Estados Unidos y Rusia, pero es posible que pueda ser peor”.
Biegun, que se reunió con un líder de la oposición bielorrusa la semana pasada antes de viajar a Moscú para una reunión privada con el Ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergey Lavrov, emitió la advertencia pública después de que Putin anunciara que tiene un “grupo de reserva de las fuerzas del orden” en espera para ayudar a Lukashenko. La protesta contra el antiguo dictador ha amenazado la influencia rusa en Bielorrusia, al tiempo que ha hecho fracasar los esfuerzos de Occidente por apelar al régimen y frenar los planes del Kremlin de absorber el antiguo Estado satélite soviético en una unión política más estrecha.
Los dirigentes rusos se han vuelto cada vez más volubles en su apoyo a Lukashenko.
“Condenamos los intentos de varios estados extranjeros de presionar al gobierno legítimo de Bielorrusia y de apoyar a la oposición descontenta con los resultados de las elecciones presidenciales”, señaló Lavrov el miércoles después de reunirse con el principal enviado de Lukashenko. “Consideramos inaceptable cualquier interferencia en los asuntos internos o cualquier intento de imponer esfuerzos de mediación intrusivos en contra de la voluntad de Minsk y del gobierno de Bielorrusia”.
Lavrov estipuló que la crisis de Bielorrusia tiene mucho en juego para el equilibrio de poder entre Rusia y las potencias occidentales, mencionando, “Esto es acerca de la geopolítica, la lucha por el espacio post-soviético”.
Biegun ha tenido cuidado de restar importancia a cualquier competencia entre los Estados Unidos y Rusia en Bielorrusia. “No buscamos o vimos esto como una competencia geopolítica”, añadió.
La reacción contra la afirmación de Lukashenko de haber ganado el 80% de los votos en las elecciones del nueve de agosto forzó un cambio en las políticas occidentales hacia Minsk, después de más de un año de que los funcionarios de los Estados Unidos y del Báltico se acercaran a Lukashenko mientras éste se enfrentaba a la presión de Putin para que se sometiera a un control político más estricto por parte de Moscú.
“Esta es una competencia entre el líder bielorruso y su propio pueblo”, manifestó Biegun. “Y estamos tratando de trabajar con nuestros socios para mantener esto al frente de esto”.