En un operativo llevado a cabo por las fuerzas navales estadounidenses en el mar Arábigo, cuatro ciudadanos con documentos de identidad de Pakistán fueron arrestados el mes pasado, acusados de transportar armamento iraní en un buque. Este incidente, que culminó con la presentación de cargos en el Tribunal de Distrito de EE. UU. en Richmond, tuvo como consecuencia la muerte de dos miembros del equipo Navy SEAL.
Los acusados enfrentan alegaciones de haber trasladado componentes de misiles de fabricación iraní, armas del mismo tipo utilizadas por las fuerzas hutíes en Yemen en ataques recientes.
La vicefiscal general de Estados Unidos, Lisa Monaco, expresó en un comunicado que “El flujo de misiles y otro armamento avanzado de Irán a las fuerzas rebeldes hutíes en Yemen amenaza a la población y los intereses de Estados Unidos y de nuestros socios en la región”.
Durante la intervención, un accidente causó la pérdida de Christopher J. Chambers y Nathan Gage Ingram, dos SEAL, mientras intentaban abordar la embarcación interceptada. Las autoridades estadounidenses subrayaron las circunstancias adversas que llevaron a este desenlace, destacando el compromiso y sacrificio de sus fuerzas armadas en la protección de la seguridad nacional y la libertad de navegación.
El fiscal general Merrick B. Garland afirmó el compromiso del Departamento de Justicia de Estados Unidos en perseguir y sancionar a aquellos implicados en el contrabando de armas desde Irán hacia grupos como los hutíes y Hamás, que representan una amenaza para la seguridad de Estados Unidos y sus aliados.
Entre los detenidos se encuentra Muhammad Pahlawan, acusado específicamente de intentar contrabandear componentes avanzados de misiles destinados a ser utilizados por los hutíes en ataques contra embarcaciones comerciales y militares.
Pahlawan y sus coacusados, Mohammad Mazhar, Ghufran Ullah e Izhar Muhammad, enfrentan también cargos por proporcionar información falsa a las autoridades durante el abordaje del buque.