Las recientes incursiones de Irán en la exploración espacial han suscitado preocupaciones acerca de su potencial programa nuclear.
Los lanzamientos espaciales de la nación persa han generado interrogantes sobre la posible aplicación de tecnologías de doble uso, que podrían ser empleadas en el desarrollo de armas nucleares.
La atención internacional se ha focalizado, hasta ahora, en la capacidad de Teherán para producir suficiente uranio para una bomba nuclear. Sin embargo, otro aspecto crucial en el armamento nuclear es la habilidad para desplegar o lanzar el arma hacia un objetivo específico.
Durante años, Irán ha poseído misiles balísticos capaces de alcanzar a Israel, Arabia Saudita y hasta el este de Europa con cargas convencionales. No obstante, aún no ha demostrado la capacidad de armar estos misiles con ojivas nucleares.
Medios iraníes informaron recientemente que Teherán lanzó un cohete con una cápsula espacial experimental, en línea con su objetivo de enviar astronautas al espacio. Este anuncio se produce una década después de que Irán afirmara haber enviado y recuperado con éxito a dos monos del espacio. Según el informe, la cápsula alcanzó una altitud de 130 kilómetros.
El progreso de Irán en la exploración espacial tripulada ha sido más lento, como lo evidencia el lapso de una década entre los anuncios. En contraste, el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI) ha lanzado con éxito un tercer satélite a la órbita terrestre baja en pocos años.
Este satélite, la tercera versión del satélite de imágenes Noor (“luz” en persa), fue ubicado en una órbita a 450 km de la Tierra. Al igual que los dos lanzamientos previos del satélite Noor, se utilizó un Qased (“mensajero”), un vehículo de lanzamiento desarrollado por el CGRI. Los dos lanzamientos previos tuvieron lugar en abril de 2020 y principios de 2022.
En agosto de 2022, se dio un tercer enfoque cuando un satélite iraní, fabricado en Rusia y capaz de tomar fotografías de alta resolución, fue lanzado con éxito en un proyecto conjunto ruso-iraní desde Kazajistán.
El corazón de estas tres vías de desarrollo espacial, incluyendo el reciente lanzamiento para enviar astronautas al espacio, reside en que las tecnologías requeridas para lanzar un cohete al espacio podrían ser las mismas que se usarían para lanzar un misil balístico intercontinental (ICBM).
Para que un ICBM pueda alcanzar Estados Unidos desde Irán, tendría que ser capaz de ser lanzado al espacio y luego reingresar a la atmósfera terrestre. Si Irán tiene la intención de enviar astronautas al espacio, deberá dominar ambas habilidades.
A pesar de que algunos funcionarios iraníes insisten en que no hay conexión entre los lanzamientos de satélites, la exploración espacial y el mejoramiento de la capacidad para transportar armas nucleares, otros han admitido indirectamente la presencia de elementos militares en los programas que parecen ser civiles. Además, se ha destacado que ciertos componentes utilizados para estos lanzamientos y algunas de las tecnologías de cohetes específicas tienen un potencial uso dual.
Todo esto se desarrolla en un contexto en el que Irán ha enriquecido suficiente uranio para fabricar potencialmente siete bombas nucleares, según el ministro de Defensa, Yoav Gallant, y donde muchos inspectores nucleares críticos de la OIEA han sido expulsados del país, se han desmantelado varias cámaras de vigilancia de la OIEA y el mundo está distraído por el conflicto entre Israel y Hamás.
Hasta el momento de redactar este artículo, ni Israel ni Estados Unidos habían emitido una respuesta. Esto no se debe a una falta de reacción previa a este tipo de amenazas, sino más bien a que no desean resaltar su inacción mientras están ocupados con la situación en Gaza.
La pregunta que surge entonces es si la República Islámica interpretará esta ausencia de respuesta como un permiso tácito para acelerar sus esfuerzos.