EE. UU. e Israel coordinan ataque sorpresa contra instalaciones nucleares iraníes, liderado por bombarderos B-2, tras decisión de Trump.
Operación Martillo de Medianoche golpea programa nuclear iraní
El presidente de Estados Unidos, decidió el miércoles pasado autorizar un ataque aéreo contra instalaciones nucleares de Irán, ejecutado la madrugada del domingo, según informó el Canal 12 de Israel. La operación, denominada Operación Martillo de Medianoche, involucró bombarderos furtivos B-2 Spirit que lanzaron 14 bombas GBU-57 de 30.000 libras, conocidas como “destructoras de búnkeres”, sobre las plantas de enriquecimiento de uranio en Fordo y Natanz. Un submarino estadounidense disparó más de dos docenas de misiles de crucero Tomahawk contra un tercer sitio en Isfahán. Funcionarios estadounidenses afirmaron que el ataque asestó un “golpe devastador” al programa nuclear iraní, mientras Teherán negó daños significativos y prometió represalias.
La decisión de Trump siguió a intensas gestiones del primer ministro de Israel, y el ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, quienes instaron a Washington a actuar contra lo que Israel considera una amenaza existencial. Solo un reducido grupo de altos funcionarios israelíes, incluidos Netanyahu, Dermer, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich y el ministro de Defensa, fueron informados del plan, según el Canal 12. Otros miembros del gabinete de seguridad israelí no recibieron información previa.
La operación se caracterizó por un alto nivel de secreto y tácticas de engaño. Trump anunció públicamente el jueves que tomaría una decisión sobre Irán en dos semanas, lo que desvió la atención mientras los preparativos avanzaban. Un grupo de bombarderos B-2 voló hacia el Pacífico como señuelo, lo que atrajo la atención de observadores, mientras otros siete B-2, armados con bombas antibúnkeres, se dirigieron al Mediterráneo oriental tras 18 horas de vuelo furtivo con reabastecimiento aéreo.
La coordinación entre Estados Unidos e Israel fue clave. La Fuerza Aérea de Israel atacó defensas antiaéreas iraníes para crear un “corredor” seguro, lo que permitió a los bombarderos estadounidenses acercarse sin ser detectados. Los ataques comenzaron a las 2:10 a.m. hora de Teherán, con las bombas GBU-57 que impactaron Fordo, un sitio profundamente enterrado, por primera vez en combate. Natanz y un sitio en Isfahán también fueron alcanzados. El Pentágono reportó que no se detectaron aviones ni misiles iraníes durante la operación.
Datos clave de la Operación Martillo de Medianoche
- 75 armas de precisión: Incluyeron 14 bombas GBU-57 y más de 24 misiles Tomahawk.
- 125 aviones: Bombarderos B-2, cazas y aviones de reabastecimiento participaron.
- 420.000 libras de explosivos: Total entregado por los B-2.
- Sin detección iraní: Los aviones estadounidenses no fueron interceptados.
- Primera vez en combate: Uso de bombas GBU-57 “destructoras de búnkeres”.
Planificación y ejecución de un ataque histórico
El general de la Fuerza Aérea, Dan Caine, jefe del Estado Mayor Conjunto, destacó que la operación mantuvo “sorpresa táctica” gracias a la participación de un número reducido de planificadores en Washington y el Comando Central en Florida. Los bombarderos B-2, escoltados por cazas furtivos y aviones de reconocimiento, siguieron una ruta que pasó sobre Líbano, Siria e Irak, según un gráfico del Pentágono. No se aclaró si estos países fueron notificados. La mayoría de los legisladores estadounidenses recibieron información limitada, y algunos republicanos reportaron un aviso breve de la Casa Blanca.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, elogió la planificación y la “mala dirección” empleada para garantizar el secreto. Una hora antes de los ataques aéreos, un submarino estadounidense lanzó misiles Tomahawk contra objetivos en Isfahán, lo que debilitó aún más las defensas iraníes. Los bombarderos B-2 lanzaron sus bombas durante 30 minutos, y los misiles de crucero cerraron la operación. Caine señaló que la misión fue el mayor ataque operativo de B-2 en la historia de Estados Unidos y la segunda más larga, solo superada por misiones posteriores al 11 de septiembre.
Funcionarios anónimos en la sala de mando de las Fuerzas de Defensa de Israel en la base de Kirya, Tel Aviv, observaron el ataque en vivo. “Vimos cómo la historia se escribía en vivo ante nuestros ojos”, declararon al Canal 12. Estados Unidos supervisó los mensajes diplomáticos y mediáticos, y los presentes permanecieron en la sala hasta que Trump anunció los ataques.
El vicepresidente JD Vance, pese a reportes iniciales de reservas, respaldó plenamente la operación, según el Canal 12. Los informes de dudas pudieron ser parte de la desinformación táctica. Irán afirmó que no hubo contaminación radiactiva en los sitios atacados, respaldado por el organismo de control nuclear de la ONU. Sin embargo, la evaluación de daños continúa, y Teherán reiteró su intención de responder.