En una entrevista en dos partes con el Canal 14 de Israel, el martes y el miércoles, el sobrino del líder supremo iraní, Alí Jamenei, elogió a las masas que arriesgan y pierden la vida para librarse de las garras del régimen de los ayatolás.
El Dr. Mahmoud Moradkhani, residente en Francia, ha seguido desde la distancia las protestas en curso en su país de origen, espoleadas por el asesinato en septiembre de Mahsa Amini, de 22 años, a manos de la policía de moralidad de la República Islámica por no llevar correctamente el hiyab.
Moradkhani, que abandonó Irán en 1986, siete años después de la Revolución Islámica, para estudiar medicina en París, es hijo de la hermana de Jamenei, Badri Hosseini Jamenei. Su paradero está en entredicho desde el 7 de diciembre, cuando tuiteó una carta abierta que ella había escrito en apoyo de las concentraciones.
La familia del líder supremo iraní apoya las protestas
“Me opongo a las acciones de mi hermano”, comenzaba en el post que se hizo viral. “Expreso mi solidaridad con todas las madres que lloran los crímenes del régimen de la República Islámica [desde la época de su fundador, el ayatolá Ruholá Jomeini] hasta la era actual del califato despótico de Alí Jamenei”.
Concluía la extensa misiva declarando que “el pueblo de Irán merece libertad y prosperidad, y su levantamiento es legítimo y necesario para conseguir sus derechos”, y añadía: “Mi hermano considera erróneamente que la voz de sus mercenarios y avaros es la del pueblo iraní. Se merece con razón las palabras irrespetuosas e insolentes que utiliza para describir al oprimido, pero valiente, pueblo iraní”.
Hablando con el corresponsal Dror Balazada vía Zoom en farsi con subtítulos en hebreo, Moradkhani fue vago sobre las circunstancias actuales de su madre, aunque señaló que ella cortó relaciones con Jamenei en 2009, cuando ordenó matar a cualquiera que desafiara la falsa reelección del entonces presidente Mahmud Ahmadineyad, diciendo que está en casa y enviando mensajes indirectamente.
Fue un poco más específico sobre su hermana, Farideh, activista feminista y de derechos humanos que fue detenida el mes pasado por grabar un vídeo en el que se refería al reinado de su tío como asesino y matador de niños.
Dos días después, grabó otro vídeo, que Moradkhani compartió en las redes sociales, en el que pedía a la comunidad internacional que pusiera fin a todo trato con las autoridades de Teherán.
“Mi hermana está actualmente en la cárcel”, relató, explicando que su condena original de 15 años se redujo primero a cinco años y luego a tres. Sin embargo, dijo, “desde el momento en que se hizo pública la carta de mi madre, [a Farideh] no se le permitió hablar con la familia, así que no sabemos qué está pasando con ella. Sabemos que está bajo fuertes medidas de seguridad en un lugar cuyo propósito es educar a criminales, criminales comunes, no a los catalogados como presos políticos”.
Con cauto optimismo, Moradkhani declaró: “No soy ni he sido nunca profeta, pero sé que cuando este régimen se vaya, la situación será mucho mejor no sólo para el pueblo iraní, sino para la región y el mundo”.
La teocracia dirigida por los mulás “ha destruido incluso la religión islámica”, afirmó, para observar a continuación que los iraníes que salen a la calle “ya no tienen miedo ni deben tenerlo del mañana. El hecho de que hayan perdido el miedo es muy positivo y hay cosas que podemos hacer para que el golpe avance más rápido”.
Con lo que no se puede contar para acelerar el proceso, dijo, es con el inminente fallecimiento de Jamenei, a pesar de los rumores generalizados sobre el deterioro de su salud.
“Por desgracia, los clérigos [gozan] de longevidad”, bromeó. “Mi abuelo murió a los 92 años; mi padre, a los 96. Tal vez sea suerte, tal vez no. Quizá sea suerte; quizá sea genética; quizá se deba a su estado mental”.
En cualquier caso, subrayó, preferiría que su tío, aún relativamente joven, muriera de muerte natural y viviera para ser derrocado, juzgado y encarcelado. “Pero la historia no puede grabarse antes de que ocurra y es muy posible que la realidad supere cualquier imaginación”.
En cuanto a cómo imagina el periodo posterior a Jamenei, dijo: “En mi opinión, lo importante es que después [de que se haya ido], nadie podrá estabilizar el papel de Líder Supremo”.
Interrogado por Balazada sobre el lado humano del tiránico ayatolá, Moradkhani dio una respuesta sorprendente.
“Conocí a Alí Jamenei como al mejor tío que existe; le quería”, dijo. “Lo conocí como un hombre muy sociable y bonachón, tanto con nosotros como con los demás. [En mi juventud], no tenía nada contra él. En aquella época, le veía como a un padre, porque mi padre era un hombre violento y [poco alegre] al que no le gustaba salir de paseo ni de vacaciones, mientras que Alí Jamenei era una persona más gregaria”.
Balazada abrió la segunda parte de la conversación con una pregunta sobre la amenaza que supone Irán para Israel.
“No creo que Israel tenga la sartén por el mango”, respondió Moradkhani. “Su error [de Israel] fue centrarse principalmente en la cuestión nuclear. Deberíais haber trabajado más para crear una oposición, porque aunque [los iraníes] tuvieran una bomba atómica, no podrían utilizarla. ¿La utilizó [el presidente ruso Vladimir] Putin en la guerra actual [en Ucrania]? En mi opinión, esta arma es inutilizable. Ellos mismos saben que en el momento en que pulsen el botón rojo, serán aniquilados”.
Retomando la crítica, Balazada preguntó si Israel puede ayudar a los manifestantes. Moradkhani respondió afirmativamente.
“No directamente, por supuesto, pero sí indirectamente, sin mencionar siquiera el nombre de ‘Israel’, debido a lo delicado del asunto”, dijo. “Creo que se presiona a los países europeos, incluida Francia, para que ayuden. Su ayuda tampoco debería ser directa”.
Y continuó: “Las sanciones actuales son insuficientes. Ni siquiera retirar a los embajadores de Irán es suficiente. Lo único que puede tener efecto es ayudar a las manifestaciones para que el número de participantes sea muy elevado. Cuanto mayor sea el número, más rápido avanzará el golpe”.
Dando por finalizada la discusión, abordó con escepticismo la actitud de la República Islámica hacia Ramala y Gaza.
“No creo que los dirigentes iraníes se preocupen realmente por el bienestar de Palestina y los palestinos”, dijo. “El régimen actual utiliza la cuestión Israel-Palestina para mantenerse en el poder”. Sin duda, estaba en lo cierto al respecto.
Su siguiente valoración de que si los dirigentes mencionados no estuvieran en el poder, “hay una probabilidad muy alta de que las fuerzas extremistas entre palestinos e israelíes disminuyeran, y prevaleciera una verdadera paz entre los dos pueblos”, fue menos acertada. Sin embargo, es cierto que Teherán financia a los terroristas palestinos y la ausencia del dinero haría mella en su maquinaria de aniquilación.
Tal vez sus palabras se debieran a un deseo de no alienar a otros cuyo apoyo ha estado tratando de conseguir en nombre de sus aguerridos compatriotas. Balazada lo expresó al final de la conversación.
“Moradkhani es muy consciente de que la rara entrevista que concedió a un medio de comunicación sionista podría suscitar críticas y dañar su legitimidad, incluso entre sus partidarios”, narró.
De hecho, se rió Moradkhani, “ahora me dirán: ‘¿Por qué has ido a hablar con los israelíes?’”.
Aun así, recalcó su gratitud “por la oportunidad de promover la paz en la región y abogar por las manifestaciones encaminadas a la desaparición de la República Islámica de Irán”.
Que lo segundo reforzaría lo primero es axiomático y debe tratarse como tal.