TEHERÁN (Irán) – Según el diario reformista Etemaad, las autoridades iraníes detuvieron el viernes a un periodista que publicó conversaciones con familiares de condenados a muerte en relación con las concentraciones estatales.
En relación con la agitación provocada por la muerte en la cárcel de Mahsa Amini, el 16 de septiembre, catorce iraníes han sido condenados a muerte.
La policía de moralidad de Teherán había detenido a la kurda iraní, de 22 años, por presunta violación del código de vestimenta de las mujeres de la República Islámica.
Mehdi Beikoghli, jefe del servicio político del Etemaad Daily, fue detenido el viernes por la noche, según el sitio web del periódico.
El periodista, que es el último miembro de la prensa detenido en Irán, habló recientemente con numerosas familias de manifestantes condenados a muerte.
El mes pasado, dos hombres, ambos de 23 años, fueron condenados a muerte en relación con las protestas que el gobierno iraní califica de “disturbios”. Un recuento de AFP basado en declaraciones oficiales indica que otras doce personas han sido condenadas a muerte. La mayoría de ellas están a la espera de un nuevo juicio.
El sábado por la mañana se ejecutó a otros dos presos.
Decenas de manifestantes más, según organizaciones de derechos humanos y activistas radicados en el extranjero, se enfrentan a cargos que podrían acarrearles la muerte.
Su esposa afirmó en Twitter que durante la detención se llevaron el teléfono, el ordenador portátil y otros objetos personales de Mehdi, según Etemad.
Shargh, otra publicación reformista, publicó en diciembre una lista de unos 40 periodistas y fotoperiodistas detenidos en relación con las protestas.
Una de ellas es la periodista de Shargh Niloufar Hamedi, que, junto con Elaheh Mohammadi, del diario Ham Mihan, contribuyó a la difusión del caso Amini cubriendo sus visitas al hospital y al funeral, respectivamente. Ambas continúan desde septiembre.
Desde entonces, otros periodistas han sido detenidos, según los medios de comunicación locales.
Más de 200 personas, entre ellas miembros de las fuerzas de seguridad, han muerto desde que comenzaron las protestas, según un informe publicado el mes pasado por la principal agencia de seguridad iraní. Más de 2.000 personas han sido acusadas, según las autoridades judiciales.