Las imágenes satelitales obtenidas por Associated Press muestran la nueva construcción de la instalación nuclear subterránea de Fordow en Irán, utilizada para el enriquecimiento de uranio.
El informe sigue a un reportaje del New York Times de la semana pasada que Irán está moviendo un sitio nuclear clave de Natanz bajo tierra.
Irán está bajo un creciente escrutinio en vista del próximo cambio de administración en Washington, de la del Presidente de los Estados Unidos Donald Trump, quien ha tomado una postura dura contra el programa nuclear de Irán, a la del Presidente electo Joe Biden, quien ha ofrecido una postura más conciliadora.
Trump abandonó el acuerdo nuclear de Irán de 2015 entre Teherán y las seis potencias mundiales, reimponiendo así poderosas sanciones contra la República Islámica.
Los otros cinco países – Rusia, China, Francia, Alemania y Gran Bretaña – quieren mantener el acuerdo. Biden quiere volver a unirse a él.
La actividad en Fordow y Natanz se considera como un primer acercamiento con la administración entrante de Biden.
Las reservas de uranio enriquecido de Irán son de más de 2,4 toneladas, 12 veces el tope establecido por el acuerdo, aunque todavía muy por debajo de las más de ocho toneladas que Irán tenía antes de firmarlo. Irán ha estado enriqueciendo uranio con una pureza de hasta el 4,5%, por encima del límite del 3,67% del acuerdo, aunque por debajo del 20% que alcanzó antes del acuerdo.
Irán está enriqueciendo uranio en lugares donde no está permitido por el acuerdo, como en Fordow, un sitio excavado en una montaña. Más recientemente ha comenzado a enriquecer con centrífugas avanzadas en su planta subterránea de Natanz, donde el acuerdo dice que solo puede utilizar máquinas IR-1 de primera generación.
“Lo que veo es que estamos retrocediendo a diciembre de 2015”, dijo a Reuters el jefe del organismo de control atómico de la ONU, Rafael Grossi, refiriéndose al mes anterior a que se establecieran las restricciones del acuerdo con Irán, después de lo cual se retiraron rápidamente grandes cantidades de material y equipo.
“Si quieren hacerlo (cumplir), podrían hacerlo bastante rápido. Pero para todas esas cosas teníamos un rumbo trazado”, dijo.
En una entrevista con Reuters, Grossi, que dirige el Organismo Internacional de Energía Atómica que supervisa el acuerdo, dijo que había habido demasiados incumplimientos como para que el acuerdo simplemente volviera a entrar en vigor.
“No puedo imaginar que vayan a decir simplemente, ‘Estamos de vuelta al punto de partida’ porque el punto de partida ya no está ahí”, dijo Grossi en la sede del OIEA.
“Hay más material (nuclear), … hay más actividad, hay más centrífugas, y se están anunciando más. Entonces, ¿qué pasa con todo esto? Esta es la cuestión que deben decidir a nivel político”, dijo Grossi, un argentino que asumió el cargo de director general de la OIEA hace un año.
Cuando se le preguntó si eso significaba que tendría que haber un ‘trato dentro del trato’, dijo: “Oh sí, oh sí. Sin duda alguna.
“Está claro que tendrá que haber un protocolo o un acuerdo o un entendimiento o algún documento auxiliar que estipule claramente lo que hacemos”, dijo.
El embajador iraní ante el OIEA en Viena, Kazem Gharibabadi, rechazó la evaluación de Grossi y dijo que no habría ningún acuerdo.
“Los compromisos de las partes y las tareas han sido delicadamente redactados y acordados y cada parte sabe qué hacer para aplicar el acuerdo.
“No habrá ninguna renegociación del acuerdo y en caso de que se reactive, no es necesario un nuevo documento sobre el papel de la Agencia. No es necesario para complicar la situación”, escribió.