Mientras Irán reprimía las protestas que se extendían por todo el país, Radio Farda informó que la República Islámica ha estado gastando $ 24.5 millones diarios para aplastar el disentimiento y reprimir las protestas durante todo el año.
Las protestas han afectado a más de 100 ciudades desde noviembre, y las fuerzas de seguridad han utilizado medidas violentas contra los manifestantes, incluyendo la fuerza letal.
Según el informe, Irán ha gastado 9.000 millones de dólares en varios sectores del servicio de seguridad este año fiscal, entre los que se incluyen el ministerio de inteligencia, la policía, el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria iraní y los paramilitares Basij, estos últimos utilizados a menudo para aplastar la disidencia popular.
El informe también detalló el reciente crecimiento del presupuesto de las fuerzas de seguridad iraníes, que ha pasado de 3.100 millones de dólares desde el inicio de la presidencia de Hassan Rouhani en 2013, a 5.700 millones de dólares en el sexto año de su mandato.
El presupuesto de 9.000 millones de dólares de este año se produce en medio de una crisis económica cada vez más profunda en el país, combinada con una marcada disminución de las exportaciones de petróleo de Irán de 213.000 barriles por día.
Las cifras reales pueden ser incluso más altas que las del informe presupuestario ‘oficial’, ya que Irán no revela todo su presupuesto en materia de seguridad.
Además del aumento de Irán en los sectores de defensa y seguridad, también ha disminuido la financiación de la educación, el bienestar y otros servicios gubernamentales, lo que ha provocado graves déficits presupuestarios.
Después de días de protestas en todo Irán en noviembre, el Líder Supremo Ayatolá Ali Khamenei ordenó a los funcionarios de seguridad y del gobierno a “hacer lo que sea necesario para poner fin a esto”.
“La República Islámica está en peligro. Haga lo que sea necesario para ponerle fin. Tienen mi orden”, dijo Khamenei, mientras levantaba la voz y criticaba el manejo de los disturbios del 17 de noviembre. Khamenei dijo que haría responsables a los oficiales reunidos de las consecuencias de las protestas si no las detenían inmediatamente.
Cerca de 1.500 personas murieron durante menos de dos semanas de disturbios que comenzaron el 15 de noviembre, según tres funcionarios del ministerio del interior iraní.
Un vocero del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán describió la cifra de muertos como “una noticia falsa”, según la agencia semioficial de noticias Tasnim.