El viernes, miles de combatientes del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán desfilaban por las calles de Teherán, exhibiendo armamento pesado y vehículos militares, demostrando así su disposición a enfrentar cualquier tipo de “amenaza”.
Este evento de los paramilitares Basij tiene lugar tras los recientes debilitamientos de Hezbolá en el Líbano y Hamás en Gaza, así como la caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria, aliado de Irán.
A lo largo de la ciudad, se desplazaban vehículos equipados con lanzacohetes, artillería pesada y unidades navales. Los combatientes marchaban uniformados, portando lanzacohetes, mientras mujeres vestidas de negro exhibían fusiles. En algunas partes del desfile, se arrastraban ataúdes decorados con banderas israelíes, junto a banderas de Hezbolá y pancartas de Irán y Palestina.
El comandante del CGRI, general Mohammadreza Naghdi, identificó a Estados Unidos e Israel como los principales enemigos de Irán, acusándolos de ser responsables de las calamidades que afectan al mundo musulmán.
Naghdi añadió que destruir el régimen sionista y retirar las bases estadounidenses de la región resolvería uno de los problemas más graves para Irán.
Por su parte, el general Hassan Hassanzadeh, otro comandante del CGRI, declaró en la televisión estatal que uno de los objetivos del desfile era “brindar apoyo a la población de Gaza y Palestina”.
Aseguró también que la manifestación tenía como propósito demostrar que los Basij están listos para enfrentar todas las amenazas que provengan de los enemigos de la revolución islámica.