Irán denegó el acceso a los inspectores de la ONU que pretendían visitar la planta de ensamblaje de centrifugadoras de Karaj el domingo, varios meses después de un incidente de sabotaje en la instalación, del que Teherán culpó a Israel.
Citando varias fuentes no identificadas, el Wall Street Journal informó de que los inspectores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) pretendían sustituir y arreglar las cámaras del lugar como parte del acuerdo alcanzado a principios de este mes.
Irán está preparando el envío de una nota al OIEA en la que explicará que la denegación de acceso se debe a problemas de seguridad en el emplazamiento y a la recopilación en curso de pruebas forenses en el mismo, según el informe.
Sin embargo, el informe pone en duda la respuesta, citando fuentes que dicen que Irán ha continuado con algunas actividades en Karaj, una ciudad a unos 40 kilómetros (25 millas) al noroeste de Teherán.
Las fuentes predijeron que el incidente no conduciría a un nuevo impulso para una resolución del OIEA contra Irán. Al aceptar a principios de este mes permitir a los inspectores sustituir las tarjetas de memoria de las cámaras de vigilancia, Irán evitó la censura del OIEA por su negativa a permitir el acceso de los inspectores a los emplazamientos.
La junta directiva del OIEA se reunirá el lunes en una sesión previamente programada.
En junio, Irán acusó a Israel de organizar un ataque de sabotaje contra la instalación de Karaj, que fabrica componentes para las máquinas utilizadas para enriquecer uranio. Sin revelar detalles, las autoridades iraníes reconocieron que el supuesto ataque había dañado el edificio.
A principios de este mes, un informe confidencial del OIEA reveló que el organismo de control nuclear descubrió que una cámara de vigilancia fue destruida y una segunda resultó gravemente dañada, tras su retirada del lugar de fabricación de centrifugadoras en Karaj.
Días después, Irán admitió que había retirado varias cámaras del OIEA del lugar.
Las inspecciones del OIEA son una parte clave del acuerdo nuclear de 2015 alcanzado entre Irán y las potencias mundiales.
El pacto, conocido como Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés), concedió a Irán un alivio de las sanciones a cambio de desmantelar partes de su programa nuclear para evitar que obtuviera armas nucleares.
Después de que el ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se retirara del acuerdo en 2018 y volviera a aplicar sanciones paralizantes, Irán también abandonó algunos de sus propios compromisos, en particular el de aumentar su enriquecimiento de uranio a niveles que, según se dice, le permiten disponer en pocos meses de material suficiente para un arma.
El Parlamento iraní, de línea dura, aprobó en diciembre un proyecto de ley que suspendería parte de las inspecciones de la ONU a sus instalaciones nucleares si los signatarios europeos no aliviaban las sanciones petroleras y bancarias antes de febrero.
El gobierno de Biden ha dicho que está dispuesto a volver al JCPOA, si Irán primero da marcha atrás en sus recientes movimientos y se compromete de nuevo. Pero las conversaciones de Viena están en suspenso desde junio, cuando el ultraconservador Ebrahim Raisi fue elegido presidente de Irán.