La oficina de derechos humanos de la ONU expresó el viernes su preocupación por el trato que da Irán a los manifestantes detenidos y dijo que las autoridades se negaban a entregar algunos de los cadáveres de los muertos.
La muerte de Mahsa Amini, de 22 años, bajo custodia policial el mes pasado, ha desencadenado las protestas en uno de los desafíos más audaces al liderazgo clerical de Irán desde la revolución de 1979. Los grupos de derechos han dicho que al menos 250 manifestantes han muerto y miles han sido detenidos.
Trato duro y continuado
“Hemos visto muchos malos tratos… pero también acoso a las familias de los manifestantes”, dijo Ravina Shamdasani, portavoz de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, en una rueda de prensa en Ginebra, citando múltiples fuentes.
“Es especialmente preocupante la información de que las autoridades han trasladado a los manifestantes heridos de los hospitales a los centros de detención y se han negado a entregar los cuerpos de los muertos a sus familias”, dijo.
Shamdasani añadió que, en algunos casos, las autoridades estaban poniendo condiciones a la entrega de los cuerpos, pidiendo a las familias que no celebraran un funeral ni hablaran con los medios de comunicación. A veces también se niega a los manifestantes detenidos el tratamiento médico, dijo.