El programa nuclear de Teherán vuelve a estar en el punto de mira mientras el organismo de control de la energía atómica de la ONU celebra su conferencia general anual.
Las negociaciones para revivir un acuerdo histórico de 2015 con las potencias mundiales que frenó el poder nuclear de Irán están estancadas, mientras Teherán sigue intensificando sus actividades, según el último informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Según el acuerdo de 2015 con Gran Bretaña, Francia, Alemania, China, Rusia y Estados Unidos, Irán se comprometió a no enriquecer uranio por encima del 3,67 por ciento, muy por debajo del umbral del 90 por ciento requerido para un arma nuclear.
Pero desde mayo de 2019, Irán ha anunciado sucesivos incumplimientos de los niveles de enriquecimiento del acuerdo como reacción a la retirada de Estados Unidos del mismo.
Además, Irán comenzó a producir uranio metálico, “un material clave utilizado para fabricar núcleos de armas nucleares, bajo un pretexto de uso civil”, detalló la analista de no proliferación Andrea Stricker.
Irán también ha avanzado desde el acuerdo de 2015 en el funcionamiento de centrifugadoras avanzadas, máquinas utilizadas para el enriquecimiento de uranio.
Los expertos señalan que Irán necesitaría dar más pasos adicionales, además de enriquecer uranio, para fabricar una bomba.
“Incluso si Irán produjera suficiente material fisible para un arma nuclear, necesitaría convertir ese material en el núcleo nuclear, y empaquetarlo con explosivos y otros componentes para hacer un dispositivo nuclear”, dijo Eric Brewer, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), con sede en Washington.
“Se requerirían pasos adicionales para encajar ese dispositivo en la parte superior de un misil y que funcione correctamente”, dijo a la AFP.