Vídeos publicados en Internet el viernes muestran a manifestantes iraníes saliendo a la calle durante la noche en varias ciudades importantes, en la mayor concentración en semanas en medio de la agitación que desde hace meses sacude a la República Islámica.
40 días después de que Irán ahorcara a dos hombres acusados de estar relacionados con las protestas, el país sigue hirviendo de furia, como demuestran las manifestaciones.
Una de las amenazas más graves a la teocracia iraní desde la Revolución Islámica de 1979 comenzó con las protestas del 16 de septiembre por el asesinato de Mahsa Amini, de 22 años, tras su detención por la policía de moralidad del país.
Activistas de derechos humanos en Irán afirmaron que los vídeos mostraban protestas en las ciudades de Teherán, Arak, Isfahán, Izeh, en la provincia de Juzestán, y Karaj. Muchos de los vídeos estaban borrosos o mostraban turbios paisajes nocturnos, por lo que a Associated Press le resultó imposible autentificarlos de inmediato.
Los vídeos publicados en Internet por la Organización Hengaw para los Derechos Humanos mostraban a manifestantes incendiando barreras en la ciudad de Sanandaj, situada en los territorios kurdos del oeste de Irán, tras el asesinato de Amini.
Hengaw subió un vídeo con sonidos distorsionados que decían “¡Muerte al dictador!”. Esta exigencia, dirigida al líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, de 83 años, ha resonado en todas las protestas.
Gritos similares se podían oír en otras películas supuestamente filmadas en Teherán, que también mostraban a policías antidisturbios fuertemente armados en las calles. Las manifestaciones fueron ignoradas en un primer momento por los medios de comunicación oficiales de Irán.
Los activistas de derechos humanos de Irán calculan que 529 personas han sido asesinadas en las protestas desde que comenzaron. Las autoridades han encarcelado a más de 19.700 personas en el marco de una brutal operación destinada a silenciar las protestas.
Irán no ha facilitado ninguna estimación oficial de víctimas mortales en meses; sin embargo, el mes pasado las autoridades parecieron admitir haber detenido a “decenas de miles”.
Parecía que las concentraciones habían amainado en las últimas semanas, quizá como consecuencia de las ejecuciones y la represión, aunque aún podían oírse gritos de protesta a altas horas de la noche en varias localidades.
En Irán y en el resto de Oriente Próximo, los funerales pueden durar cuarenta días. Sin embargo, como se vio en la anarquía que precedió a la revolución iraní de 1979, estas situaciones pueden descontrolarse, con la población cada vez más desilusionada y las fuerzas de seguridad recurriendo a niveles de violencia cada vez mayores para mantenerla bajo control.
Los dirigentes conservadores iraníes han afirmado, sin aportar pruebas, que las protestas forman parte de un esfuerzo internacional para desestabilizar el país.
El valor del rial frente al dólar ha caído a nuevos mínimos. Tras el fracaso de su acuerdo nuclear con las potencias internacionales, Irán está enriqueciendo uranio más cerca que nunca de alcanzar niveles aptos para la fabricación de armas y dispone de reservas suficientes para fabricar “muchas” bombas atómicas si decide hacerlo. Mientras esto ocurre, Teherán está suministrando a Rusia los bombarderos no tripulados que ha estado utilizando en el conflicto con Ucrania.