Un nuevo informe del Instituto Tony Blair para el Cambio Global analiza la relación entre el nuevo presidente islamista de línea dura de Irán, Ebrahim Raisi, y el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán (CGRI).
El informe publicado el lunes, titulado “El CGRI en la era de Ebrahim Raisi: Toma de decisiones y faccionalismo en la Guardia Revolucionaria de Irán”, examina el creciente papel y poder del CGRI en el país, además de destacar cómo se expandirá aún más bajo la próxima presidencia de Raisi. La investigación, llevada a cabo por Saeid Golkar y Kasra Aarabi, destaca por primera vez los centros de poder e individuos clave del CGRI, muchos de los cuales se convertirán en los nuevos ministros y cargos políticos de la administración de Raisi.
Raisi se convertirá en presidente de Irán el jueves tras ser elegido en junio en unas elecciones amañadas. Raisi, un clérigo de línea dura, es un antiguo alumno del ayatolá Alí Jamenei, el líder supremo de la República Islámica. El informe señala que, a medida que Khamenei envejece, intenta “asegurar la supervivencia de su régimen islámico de línea dura después de su muerte”, entre otras cosas mediante la elección de Raisi y la potenciación del CGRI.
En una entrevista con The Jerusalem Post, Kasra Aarabi, uno de los autores del informe, explicó la importancia del mismo: “Ha habido varios modelos que hemos intentado utilizar en Occidente para entender el CGRI y su funcionamiento interno, pero todos se han quedado cortos a la hora de dar sentido a la competencia y la cooperación dentro de la élite que existe en la Guardia”.
El informe también señala que el CGRI desempeña un papel excesivo en Irán, y que ahora controla enormes franjas de la vida del país, llegando a la cima de la mayoría de las instituciones clave, desde la política hasta la economía, el ejército y la inteligencia.
El papel del CGRI no hará más que aumentar bajo la presidencia de Raisi. “Es muy probable que los miembros del CGRI, que proceden del sector de la sociedad iraní que constituye la base del apoyo de Jamenei, lleguen a ocupar los principales puestos ministeriales que están en juego en el próximo gobierno y muchos de los 874 altos cargos nombrados por el gobierno en los ministerios y la burocracia estatal de Irán”, describe el informe. “Como resultado, la IRGC ocupará el Estado profundo iraní mientras se atrinchera aún más en el Estado visible, aumentando su acceso a los recursos y al poder”.
Sin embargo, también señala las divisiones internas que existen en el seno del CGRI. El informe crea un modelo para entender estas divisiones, con tres grandes centros de poder que compiten en el CGRI: económico, político y de seguridad-inteligencia.
En una entrevista con The Post, Aarabi explicó la importancia de comprender el funcionamiento interno del CGRI: “Aunque el CGRI es una organización islamista de línea dura absolutamente comprometida con el régimen de Jamenei, no es un monolito. Nuestra investigación descubre tres grandes centros de poder en la Guardia e identifica los principales rangos del CGRI dentro de ellos. La competencia y la colaboración dentro de las élites suelen ser los motores de la estabilidad y la inestabilidad de los regímenes políticos. Por lo tanto, poder estudiar y comprender estas rivalidades intra-élite dentro del CGRI ayudará a los esfuerzos por prever el futuro de la República Islámica”.
El informe llega en un momento en el que la administración Biden busca reabrir las conversaciones nucleares con el país, y resulta fundamental para comprender el personal de seguridad y la ideología que conformará la nueva administración de Irán. También permitirá a los responsables políticos de todo el mundo comprender quiénes son los actores clave del CGRI para saber con quién trabajar o a quién sancionar dentro del país.
“Es importante entender la fuerza motriz de Raisi: la Guardia Revolucionaria”, explicó Aarabi. “Para comprender el tipo de administración con la que tendrá que tratar Estados Unidos, tenemos que entender el funcionamiento interno del CGRI, y nuestra investigación nos ayuda a hacerlo. Y una vez que hayamos entendido y nos hayamos familiarizado con cómo va a ser la administración, entonces eso nos lleva a preguntarnos si le conviene a EE.UU. conceder a este régimen hasta 90.000 millones de dólares en alivio de sanciones como parte de una reincorporación al acuerdo nuclear de 2015. Un error de cálculo podría llevar a una situación en la que, en realidad, aumenten las amenazas a la seguridad nacional de EE.UU. y a la región en lugar de disminuirlas”.