El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, dijo el domingo que Washington está dispuesto a hablar con Irán “sin condiciones previas”, pero subrayó que su país seguirá trabajando para frenar la “actividad maligna” en Teherán.
“Estamos dispuestos a entablar una conversación sin condiciones previas. Estamos dispuestos a reunirnos con ellos”, dijo Pompeo en una conferencia de prensa conjunta en Suiza con el Ministro de Asuntos Exteriores suizo Ignacio Cassis.
Pero agregó: “Los esfuerzos estadounidenses para revertir fundamentalmente las actividades malvadas de esta República Islámica, esta fuerza revolucionaria, continuarán”.
Pompeo visitó Suiza como parte de una gira europea por cuatro países en medio las crecientes tensiones entre Estados Unidos e Irán. El Secretario de Estado está tratando de asegurar a los líderes europeos que, a pesar de la intención de Estados Unidos de aumentar la presión económica sobre Teherán con sanciones, Washington no está buscando la guerra con la República Islámica y podría considerar la posibilidad de abrir un canal de comunicación con ella.
Trump ha dejado claro que quiere hablar con los líderes iraníes, y una Suiza neutral, que durante mucho tiempo ha representado los intereses de Estados Unidos en Irán, podría ser un mediador conveniente.
Las tensiones entre Teherán y Washington han aumentado drásticamente en las últimas semanas: Estados Unidos ha acusado a Teherán de estar involucrado en varios incidentes, incluyendo el supuesto sabotaje de petroleros frente a las costas de los Emiratos Árabes Unidos, un ataque con misiles cerca de la embajada de Estados Unidos en Bagdad y un ataque coordinado con aviones teledirigidos por rebeldes hutíes de Yemen, respaldados por Irán, en Arabia Saudita.
La Casa Blanca envió un portaaviones y otros medios militares a la región del Golfo y retiró personal secundario de Irak, lo que suscitó preocupación sobre una posible confrontación con Irán.
La dura actitud de la administración Trump hacia Irán comenzó con la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear de Teherán con las potencias mundiales el año pasado y continuó con la imposición de sanciones económicas al Estado chiíta.
El mes pasado, Irán anunció que a menos que encontrara una forma de protegerse de las sanciones de Estados Unidos contra su economía y su industria petrolera en 60 días, aumentaría el enriquecimiento de uranio por encima del nivel de pureza permitido por el acuerdo nuclear, conocido oficialmente como el Plan de Acción Global Conjunto.
Pocos días después, Teherán declaró que había aumentado su capacidad de enriquecimiento de uranio, aunque solo sobre la base del uranio poco enriquecido permitido por el acuerdo.