Tras varios meses de incertidumbre y retrasos, Irán ha anunciado su regreso en noviembre a las conversaciones en Viena sobre la vuelta al acuerdo nuclear de 2015. La pregunta es: ¿por qué? Se trata de una vuelta incondicional, en contra de la posición expresada anteriormente por Irán, que exigía una flexibilización de las sanciones como condición previa para reanudar las negociaciones. La concesión iraní es un aparente éxito estadounidense.
La razón por la que Irán vuelve a las conversaciones es sencilla: los actuales dirigentes de Teherán tienen un claro interés en volver al acuerdo de 2015 porque es un buen acuerdo para Irán, que pretende desarrollar armas nucleares. Los iraníes entendieron que el acuerdo nuclear era bueno para ellos y que ahora lo es aún más a la luz del rápido progreso de su programa de enriquecimiento.
La verdadera pregunta, entonces, es ¿por qué se retrasó Irán?
El retraso puede haber sido una táctica de negociación por parte de los iraníes, diseñada para obtener concesiones de los estadounidenses. Además, los iraníes sabían que era seguro retrasar la reanudación de las conversaciones porque entendían que no existía ninguna opción militar de Estados Unidos, ni en la actual administración ni en la anterior. La ausencia de una opción militar fue la principal debilidad que percibieron los iraníes cuando la anterior administración estadounidense se retiró del acuerdo nuclear en 2018.
Fue un error importante retirarse del acuerdo sin trazar una opción militar viable y demostrar la determinación de utilizarla si fuera necesario. Los iraníes se dieron cuenta de que, hicieran lo que hicieran, a excepción de que los servicios de inteligencia estadounidenses u otros detectaran el montaje real de una bomba, Estados Unidos no estaba dispuesto a utilizar la fuerza militar para detener el proyecto nuclear.
La percepción iraní de que no hay ninguna opción militar sobre la mesa será también su hipótesis básica en las futuras negociaciones. Los iraníes saben que Estados Unidos no tiene otra alternativa que volver al acuerdo, por lo que no se apresurarán a plegarse, y puede que primero intenten eliminar las sanciones y obtener otros beneficios económicos.
Los iraníes también observaron que, tras lanzar ataques con drones contra una base estadounidense en al-Tanf, en el este de Siria, el mes pasado, Estados Unidos no respondió de forma seria. Aunque no hubo víctimas, este suceso demostró la determinación y la lectura que hace Irán del comportamiento estadounidense. Esta falta de respuesta estadounidense señaló que Estados Unidos quiere volver a las negociaciones casi a cualquier precio. Pero, desgraciadamente, también podría llevar a Irán a concluir que puede continuar con su comportamiento agresivo en Oriente Medio mientras haya perspectivas de nuevas conversaciones.
Además, la percepción de debilidad estadounidense motivará a los iraníes a agotar el tiempo de las negociaciones. Las propias conversaciones dan a los iraníes más libertad de acción, ya que restringen la capacidad de Estados Unidos de responder a las provocaciones, incluso a los actos elementales de protección de la fuerza, y por tanto perjudican la disuasión estadounidense.
Estados Unidos insiste en que la vuelta al acuerdo nuclear es solo un primer paso, tras el cual pretende entablar conversaciones encaminadas a un acuerdo mejor y más largo. Sin embargo, las posibilidades de alcanzar un acuerdo de este tipo son nulas, porque Estados Unidos no tiene ninguna influencia sobre Irán.
Irán podría alargar las conversaciones de nuevo y las cosas podrían volver al punto de partida. Además, Irán amenaza ahora abiertamente con que las conversaciones fracasarán a menos que Estados Unidos ofrezca garantías que vinculen el comportamiento de futuras administraciones. Sin embargo, cualquier intento de consagrar el acuerdo como un tratado formal requeriría la ratificación del Senado; la mayoría de dos tercios necesaria no está a la vista.
Israel no puede ni debe interferir en las conversaciones. Aun así, Israel debe obtener de Estados Unidos el compromiso de completar las negociaciones en un plazo breve y no dejar que los iraníes las posterguen durante meses.
Israel debe saber cuál será la respuesta de Estados Unidos si resulta que no hay posibilidad de llegar a un acuerdo, y cuál podría ser el calendario para intentar llegar a un acuerdo más largo y más fuerte.
En cualquier caso, Israel debe prepararse para la posibilidad de tener que defenderse, porque un Irán nuclear no es una opción que Israel pueda aceptar. Como han declarado algunos presidentes estadounidenses, Israel debería ser capaz de defenderse, por sí mismo.
Un esfuerzo para evitar que Irán se convierta en un país nuclear no será sencillo, y quizás sea incluso peligroso, pero es necesario.
El general de división (res.) de las FDI Yaakov Amidror fue asesor de seguridad nacional del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y presidente del Consejo de Seguridad Nacional de Israel (abril de 2011-noviembre de 2013). Sirvió durante 36 años en altos cargos de las FDI (1966-2002) y es miembro distinguido del Centro Gemunder de JINSA. Es autor de tres libros sobre inteligencia y estrategia militar: “Reflexiones sobre el ejército y la seguridad” (en hebreo, 2002), “Inteligencia, teoría y práctica” (en hebreo, 2006) y “Ganar la guerra de contrainsurgencia: la experiencia israelí” (JCPA, 2008).