El poderoso príncipe heredero de Arabia Saudita Mohammed Bin Salman llamó al líder supremo de Irán, Ali Khamenei, “el nuevo Hitler del Medio Oriente” en una entrevista con el New York Times, en otra escalada de la relación entre las naciones rivales del golfo.
El reino musulmán sunita de Arabia Saudita y la teocracia chiíta Irán respaldan a sus rivales en guerras y crisis políticas en toda la región.
Bin Salman, quien también es ministro de Defensa saudita en el reino gigante petrolero aliado de Estados Unidos, sugirió que la supuesta expansión de la República Islámica bajo Jamenei necesitaba ser confrontada. “Pero aprendimos de Europa que el apaciguamiento no funciona. No queremos que el nuevo Hitler en Irán repita lo que sucedió en Europa en el Medio Oriente”, expresó.
Israel considera que Irán es su mayor amenaza, con el primer ministro Benjamín Netanyahu advirtiendo repetidamente sobre el objetivo de la República Islámica de establecerse en Siria, justo en la frontera con Israel.
Netanyahu expresó esta preocupación al presidente ruso, Vladimir Putin, tanto en persona como en una conversación telefónica reciente, mientras el líder ruso se reunía con el presidente iraní Hassan Rouhani y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan en su balneario del Mar Negro en la ciudad de Sochi el miércoles.
Mientras que Irán y Arabia Saudita se enfrentan en repetidas ocasiones, las relaciones de este último con Israel van en aumento. Prueba de esto fueron los altos funcionarios sauditas que recientemente visitaron la Gran Sinagoga de París.
Bin Salman se negó a hablar sobre el primer ministro libanés Saad al-Hariri, quien anunció su renuncia en Arabia Saudita y regresó al Líbano unos días después, dando marcha atrás a su decisión. Solo señaló que la conclusión del caso Hariri es que el primer ministro libanés no continuará proporcionando cobertura política para el gobierno libanés, que en realidad está controlado por Hezbolá.
Por otra parte, Bin Salman, de 32 años, negó las acusaciones de que el arresto de docenas de príncipes enviados al Hotel Ritz era parte de una lucha de poder. “Es absurdo”, respondió el príncipe heredero, alegando que la mayoría de la familia real ya estaba detrás de él.
Además, señaló que Arabia Saudita sufre una gran corrupción desde la década de 1980, agregando que, según los cálculos de los expertos saudíes, alrededor del diez por ciento de todo el gasto gubernamental se debió a los altos niveles de corrupción, y que a lo largo de los años, el gobierno lanzó varias luchas contra la corrupción, todas las cuales fracasaron porque habían comenzado de abajo hacia arriba.
Según Bin Salman, será posible llegar a acuerdos con los detenidos, que se espera que reembolsen al gobierno saudí no menos de 100 mil millones de dólares.
Fuente: agenciaajn.com