DUBAI, Emiratos Árabes Unidos – Un soldado mató a tiros a tres policías y a un compañero en una comisaría de carretera en el sur de Irán el domingo, informó la agencia de noticias semioficial Tasnim.
La violencia tuvo lugar cerca de la ciudad de Bampour, a unos 1.260 kilómetros (780 millas) al sureste de la capital, Teherán, en la inquieta provincia de Sistán y Baluchistán.
La provincia del sureste se vio envuelta en disturbios el viernes, lo que provocó una respuesta letal por parte de las fuerzas de seguridad y de un grupo de activistas que afirmaron haber matado al menos a 16 personas.
Se produjo en la séptima semana de protestas antigubernamentales desencadenadas por la muerte bajo custodia de Mahsa Amini, de 22 años, que fue detenida tras violar supuestamente el estricto código de vestimenta del país para las mujeres.
Tasnim citó a un comandante de la policía local para informar de que el soldado abrió fuego tras una disputa con otro soldado por cuestiones personales. El soldado fue detenido inmediatamente. No hubo más detalles.
Este tipo de tiroteos son poco frecuentes en Irán. En 2016, un soldado se suicidó tras matar a tiros a tres de sus compañeros. El servicio militar de hasta 24 meses es obligatorio para los hombres mayores de 19 años en Irán.
Por otra parte, el domingo, Tasnim informó de que un “terrorista” murió durante un ataque de dos asaltantes a una estación dotada de personal de la Guardia Revolucionaria paramilitar de élite en la ciudad de Mahshahr, en la provincia suroccidental de Juzestán. No hubo más detalles.
Las protestas que se produjeron en el país tras la muerte de Amini se centraron primero en el pañuelo obligatorio del Estado, o hijab. Pero rápidamente se transformaron en uno de los mayores desafíos al gobierno desde la Revolución Islámica de 1979. Los manifestantes piden el derrocamiento del régimen clerical y la muerte del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei.
Las fuerzas de seguridad, incluidos los voluntarios paramilitares de la Guardia Revolucionaria, han reprimido violentamente las manifestaciones, matando a más de 300 personas, entre ellas 41 niños, según la organización Iran Human Rights, con sede en Oslo.