Un trozo de papel de 900 años de antigüedad, parte de la colección Genizah de El Cairo de Cambridge, que contiene más de 200,000 fragmentos de escritura que relatan la vida en Egipto y el Medio Oriente durante mil años, ha sido identificado como manuscrito del célebre filósofo judío Moisés Maimónides.
Identificación de los fragmentos
Los documentos son un glosario de términos básicos relacionados con hierbas, alimentos básicos y colores. Fueron identificados por José Martínez Delgado, profesor visitante en la Unidad de Investigación Genizah de la Biblioteca de la Universidad de Cambridge, perteneciente al Departamento de Estudios Semíticos de la Universidad de Granada.
Alrededor de 60 fragmentos escritos por Maimónides se han encontrado en los manuscritos de la Genizah de El Cairo, y la mayoría están escritos en judío-árabe, el idioma árabe escrito con el alfabeto hebreo, que Maimónides solía utilizar en sus escritos, que incluyen cartas, fallos legales y borradores de sus importantes obras.
Lo que hace único a este fragmento es el hecho de que Maimónides ha añadido la traducción en un dialecto de romance debajo de algunas palabras. Es la primera evidencia de que Maimónides conocía el romance, un dialecto del latín que evolucionó hasta convertirse en los dialectos y lenguajes españoles modernos.
La figura de Maimónides
Maimónides nació en Córdoba en 1135. Su codificación de la ley judía (la Mishné Torá) todavía es considerada una piedra angular de la ley y la ética judía. A través de sus obras, Maimónides intenta demostrar que cada parte de la ley judía tiene un propósito racional y que nada se exige por el simple hecho de la obediencia.
Influyó en pensadores tan diversos como Newton y Aquinas y estableció las bases filosóficas de la creencia judía y la filosofía en general en obras como la Guía de los Perplejos. Además de ser uno de los pensadores y filósofos más importantes de la fe judía, Maimónides también fue médico de la corte del sultán musulmán Saladino.
El manuscrito de Maimónides
Maimónides debe haber escrito estos fragmentos, que más tarde se depositaron en la Genizah de El Cairo, de donde proviene la colección de Cambridge, en algún momento entre 1168, cuando llegó a Egipto, y 1204, el año de su muerte.
El glosario abarca cuatro categorías semánticas: colores, sabores y aromas, acciones y alimentos. La secuencia de las palabras es interesante, ya que vemos a Maimónides “trabajando”, escribiendo una progresión de palabras que tienen sentido para él. Los términos no siguen el orden alfabético, están organizados lógicamente por asociaciones básicas (pan, agua) y opuestos (blanco, negro).
Significado del descubrimiento
La importancia del glosario, claramente datable en la segunda mitad del siglo XII, es que añade ejemplos tempranos de la evolución de las lenguas romances en este periodo histórico. Se especula que Maimónides, siendo médico, pudo haber estado recopilando estos términos con fines médicos o educativos.
El Dr. Melonie Schmierer-Lee, Investigador Asociado del Instituto de Investigación Genizah, comentó que cada descubrimiento como este contribuye a nuestro conocimiento de Egipto en la Edad Media y la vida de los judíos en tierras islámicas.
La colección Genizah
La colección Genizah es uno de los mayores tesoros entre las colecciones de categoría mundial en la Biblioteca de la Universidad de Cambridge. Desde el siglo IX hasta el siglo XIX, la comunidad judía de Fustat (El Cairo Viejo) depositó más de 200,000 escritos no deseados en una sala de almacenamiento especial en la sinagoga Ben Ezra.
Esta sala sagrada, llamada Genizah, era un lugar seguro para guardar cualquier texto antiguo o inutilizable que, al contener el nombre de Dios, se consideraba demasiado sagrado para simplemente descartarlo.
El valor histórico de la Genizah
Cuando se abrió la sala a finales del siglo XIX, junto a las esperadas biblias, libros de oración y obras de ley judía, se descubrieron los documentos y desechos de la vida cotidiana: listas de compras, contratos matrimoniales, escrituras de divorcio, una página de garabatos y alfabetos de un niño de 1,000 años de antigüedad, fábulas árabes, obras de filosofía musulmana, libros de medicina, amuletos mágicos, cartas y cuentas de negocios.
Prácticamente todos los tipos de texto escritos producidos por las comunidades judías de Oriente Medio durante la Edad Media se habían conservado en esa sala sagrada, convirtiéndola en un tesoro invaluable para los historiadores y un vínculo tangible con la herencia de la comunidad judía y sus tradiciones religiosas.