BEIRUT (AP) – Los bancos privados de Líbano reabrieron el viernes en medio de un aumento de la seguridad tras un cierre de dos semanas debido a las protestas antigubernamentales que han paralizado al país.
La reapertura se produce tras la renuncia del primer ministro Saad Hariri esta semana, una exigencia clave de los manifestantes, que han bloqueado las principales carreteras y se han metido en plazas públicas. Los libaneses han estado protestando desde el 17 de octubre, exigiendo que se ponga fin a la corrupción generalizada y a la mala gestión de la clase política que ha gobernado el país durante las últimas tres décadas.
Se temía que la reapertura de los bancos pudiera llevar a muchos a retirar sus ahorros, pero al mediodía los bancos parecían funcionar con normalidad. No había signos de largas colas o frustración en cuatro sucursales bancarias separadas en el centro de Beirut, y los clientes que salían de las sucursales dijeron que estaban operando normalmente.
Los cajeros automáticos han seguido funcionando durante toda la crisis, aunque muchos de ellos han dejado de dispensar dólares estadounidenses, que durante mucho tiempo han funcionado como una segunda moneda ampliamente aceptada.
El banco central no ha impuesto ningún control de capital, lo que socavaría aún más la confianza en la economía, pero los bancos privados parecen haber impuesto sus propias restricciones. Algunos bancos solo permiten que los clientes retiren $2.000 a la semana en moneda extranjera, y algunos han impuesto una prohibición total de transferir dinero al extranjero.
Los manifestantes han dirigido gran parte de su furia a los bancos, y uno de los cánticos más populares se refiere al gobernador del banco central Riad Salameh como un “ladrón”. El viernes, cuatro manifestantes entraron en la Asociación de Bancos del Líbano y colocaron una cadena en la puerta, impidiendo que la gente entrara o saliera del edificio.
“Esta es la casa de la corrupción”, dijo uno de los manifestantes a la televisión local de Al-Jadeed, antes de que la policía llegara y detuviera a los tres jóvenes y a una joven.
Los bancos comerciales son en gran medida propiedad de políticos en el poder y se benefician de la posesión de deuda pública. El Líbano tiene una deuda de 86.000 millones de dólares, lo que representa el 150% de su PIB.
Los cierres de bancos han afectado al libanés común y corriente, impidiendo que los empleadores distribuyan los salarios. Las pequeñas empresas que necesitan divisas para importar productos han tenido que prescindir de un nuevo mercado negro o recurrir a él.
La libra libanesa ha estado vinculada al dólar a un tipo de cambio oficial de 1.507 por dólar desde 1997. Las casas de cambio cotizan ahora a 1.900 libras libanesas por dólar, una devaluación de más del 25%.