El gobierno de Biden está retirando varios medios de defensa aérea de países de Oriente Medio, como Arabia Saudita, Irak, Kuwait y Jordania. El Pentágono confirmó el 18 de junio que el Mando Central de Estados Unidos (CENTCOM) recibió la orden de retirar “ciertas fuerzas y capacidades” de la región. El Wall Street Journal informó de que se retirarán de Riad unas ocho baterías antimisiles Patriot junto con un sistema de Defensa de Área de Gran Altitud Terminal (THAAD).
Estos cambios reflejan un importante giro en la política de la administración Biden hacia Oriente Medio, ya que pretende reorientar su atención hacia China y Rusia.
Estas retiradas previstas se producen en un momento de aumento de los ataques llevados a cabo por las milicias iraníes en toda la región. En Irak, las facciones respaldadas por Irán han utilizado cohetes y aviones no tripulados para atacar activos y personal militar de Estados Unidos de forma constante durante el último año. Aunque las milicias han atacado a las tropas estadounidenses unas cuarenta y cinco veces desde enero de 2021, los últimos ataques muestran la creciente sofisticación de su armamento y capacidades. Desde abril, los proxys iraníes han utilizado drones cargados de explosivos para atacar al personal estadounidense en Irak. El uso de estos pequeños sistemas aéreos no tripulados en los ataques es una escalada porque son potencialmente más letales, según el comandante del CENTCOM estadounidense, el general Kenneth McKenzie.
Los rebeldes Hutíes, respaldados por Irán, también han aumentado la frecuencia de sus ataques contra civiles e infraestructuras en Arabia Saudita y Yemen. Reuters informó el 19 de junio de que las defensas aéreas de Riad interceptaron un total de diecisiete drones armados lanzados por los Hutíes en un solo día. Sin dejarse intimidar por la presión internacional para poner fin al conflicto y por un acuerdo de paz propuesto por los saudíes, los hutíes han mantenido su avance en la provincia yemení de Marib. A principios de junio, un misil balístico impactó en una gasolinera de la provincia, matando a más de una docena de civiles.
A pesar de las acciones aparentemente envalentonadas de los apoderados iraníes, la Casa Blanca ha ordenado al Pentágono que reduzca el apoyo defensivo de Estados Unidos a algunos de sus aliados estratégicos. Al mismo tiempo, la política de la administración Biden con respecto a Irán se centra en restaurar el acuerdo nuclear de 2015, del que la anterior administración Trump se retiró en 2018. La portavoz del Pentágono, la comandante Jessica McNulty, señaló que la decisión de retirar los activos de defensa aérea de Oriente Medio “se tomó en estrecha coordinación con las naciones anfitrionas y con un claro objetivo de preservar nuestra capacidad [de Estados Unidos] para cumplir con nuestros compromisos de seguridad”.
Inicialmente, Estados Unidos reforzó sus sistemas de defensa aérea en Arabia Saudí bajo la administración Trump tras los ataques dobles con drones lanzados por los Hutíes que dañaron dos importantes instalaciones petroleras en Riad en 2019. En 2020, Trump también dirigió el abultamiento de los sistemas de defensa en Irak tras un ataque iraní a una base que albergaba tropas estadounidenses en represalia por el asesinato selectivo del general iraní Qassem Soleimani.
Bajo la administración de Biden, las acciones de Irán y sus apoderados en Irak y Yemen han persistido. Las milicias respaldadas por Irán en Irak siguen siendo una amenaza para las tropas estadounidenses, ya que continúan lanzando drones y cohetes dirigidos a las tropas estadounidenses. Los rebeldes Hutíes han mantenido su avance en la provincia yemení de Marib, matando a civiles y provocando la condena internacional. Si nuestros aliados estratégicos en Oriente Medio no pueden contar con la tecnología y el apoyo de Estados Unidos en materia de defensa aérea, pueden recurrir a nuestros adversarios para hacerlo.