El suministro de electricidad en el Líbano volvió a la normalidad el domingo, tras el apagón del día anterior, cuando las dos mayores centrales eléctricas del país cerraron debido a la escasez de combustible, según el Ministerio de Energía.
El cierre agravó las dificultades de los libaneses que luchan contra la pérdida de empleos, el aumento de los precios y el hambre provocado por el empeoramiento de la crisis financiera del país.
El ministerio dijo que había recibido la aprobación del banco central para un crédito de 100 millones de dólares con el fin de emitir licitaciones de importación de combustible para la generación de electricidad, añadiendo que la red del país había reanudado el suministro de la misma cantidad de electricidad que antes del corte total.
El sábado, las dos mayores centrales eléctricas del Líbano, las plantas de Zahrani y Deir Ammar, cerraron debido a la escasez de combustible, paralizando por completo la red eléctrica libanesa.
El ejército libanés acordó el sábado por la noche suministrar 6.000 kilolitros de gasóleo distribuidos a partes iguales entre las dos centrales, informó la compañía eléctrica estatal en un comunicado recogido por la Agencia Nacional de Noticias oficial.
El Líbano está paralizado por una crisis económica que se ha agravado al agotarse el suministro de combustible importado. La moneda libanesa ha caído un 90% desde 2019.
Muchos libaneses dependen normalmente de generadores privados que funcionan con diésel, aunque éste escasea.