El último judío en Afganistán, Zabulon Simantov, abandonó el país y se dirige a Estados Unidos, informó el martes la revista Ami.
El periodista Shloime Zionce habría volado a Kabul para ayudar a Simantov en su salida de Afganistán.
Simantov había afirmado anteriormente que no abandonaría Afganistán y que “no estaba interesado” en marcharse a Estados Unidos, según el periodista Zvika Klein.
“No voy a dejar mi casa. Si me hubiera ido, no habría nadie que mantuviera la sinagoga”, dijo.
Simantov se enfrentó a una reacción violenta después de que saliera a la luz que lleva muchos años negando a su mujer el get, un documento judío de divorcio.
Hace años que se intenta ayudar a su esposa israelí, aunque todavía no ha accedido a darle el divorcio. El rabino Pinchas Goldschmidt, jefe de los rabinos de Moscú, escribió en Twitter que se había ofrecido a volar a Afganistán para administrar el divorcio, pero que Simantov se negó.
En abril, Simantov, de 61 años, dijo que dejaría Afganistán para ir a Israel después de las Altas Fiestas de este año, que comenzaron en septiembre.
Su esposa, una judía de Tayikistán, y sus dos hijas, viven en Israel desde 1998. Pero Simantov ha permanecido en su Afganistán natal para atender su única sinagoga, situada en la capital, Kabul, durante décadas de violencia y agitación política, incluido un periodo de gobierno talibán y la guerra del país con Estados Unidos.
Simantov, vendedor de alfombras y joyas, nació en la ciudad afgana de Herat, que hace décadas albergaba a cientos de judíos. Con el tiempo se trasladó a Kabul, pero huyó a Tayikistán en 1992 antes de regresar a la capital.
Sin él, la sinagoga cerrará, poniendo fin a una era de vida judía en el país que, según los estudiosos, comenzó hace al menos 2.000 años.