WASHINGTON (Reuters) – El gobierno de Estados Unidos envió más de 500.000 dosis de la vacuna contra el COVID-19 a Irak el jueves, y las inyecciones llegarán al país de Oriente Medio el sábado, según ha informado un funcionario de la Casa Blanca.
El presidente Joe Biden reveló por primera vez los planes el mes pasado durante una reunión en la Casa Blanca con el primer ministro iraquí, Mustafa al-Kadhimi, en la que ambos líderes acordaron que Estados Unidos pondría fin a su misión de combate en Irak a finales de 2021.
Estados Unidos tiene previsto suministrar a Irak 503.100 dosis de la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer/BioNTech, en el marco del programa mundial de reparto de vacunas COVAX, según el funcionario.
La semana pasada, los Estados Unidos marcaron más de 110 millones de dosis donadas y enviadas a todo el mundo.
Además de los 2.000 millones de dólares que ha donado a COVAX, el gobierno estadounidense había dicho que comprará 500 millones de vacunas de Pfizer-BioNTech para distribuirlas a la Unión Africana y a 92 países de ingresos bajos y medios.
También el jueves, Irak recibió el tercer lote de vacunas de Sinopharm contra el COVID-19 donadas por el gobierno chino.
Funcionarios del Ministerio de Sanidad y Medio Ambiente iraquí y de la Embajada de China en Irak recibieron la llegada del cargamento en el Aeropuerto Internacional de Bagdad.
En el aeropuerto se entregaron a las autoridades iraquíes un total de 500.000 dosis de vacunas, que es el tercer lote de vacunas contra el COVID-19 que China dona al país en los últimos seis meses.
Ali Al-Baldawi, director general de la Compañía Estatal para la Comercialización de Medicamentos y Aparatos Médicos (Kimadia), dependiente del Ministerio de Salud y Medio Ambiente iraquí, dijo que las vacunas chinas han sido bien recibidas en Irak, señalando que el país ha pedido anteriormente 2 millones de dosis de vacunas a China. El Ministerio de Salud y Medio Ambiente iraquí está negociando un nuevo contrato con Sinopharm por otros 12 millones de dosis, dijo.
Desde el comienzo de la pandemia de coronavirus, que dejó más de 17.000 muertos en Irak, se construyeron a toda prisa varias unidades de Covid-19 para alojar a los pacientes.
El propio gobierno iraquí reconoció el mes pasado en Twitter que la mayoría de ellos “no cumplían los requisitos de seguridad”.
El sistema sanitario, diezmado por años de corrupción, conflicto y abandono, apenas puede hacer frente a las crecientes infecciones del país.
Dos incendios mortales en las unidades antivirus de un hospital de Bagdad en abril (más de 80 muertos) y en Nasiriya en julio (60 muertos) ilustraron el colapso del sistema sanitario y alimentaron la ira de la población.