BEIRUT – El grupo terrorista libanés Hezbolá y su principal aliado chiíta, Amal, afirman que ponen fin a su boicot a las reuniones del gabinete tras un bloqueo de tres meses que ha agravado la crisis económica sin precedentes de la pequeña nación.
Los dos grupos chiítas dicen hoy en una declaración conjunta que asistirán a las sesiones del gabinete para aprobar un nuevo presupuesto y medidas para hacer frente a la crisis de dos años, y para discutir un plan de recuperación. Dicen que asistirán debido al acelerado deterioro económico de las últimas semanas.
Los dos grupos habían boicoteado el gabinete desde octubre, exigiendo cambios en la investigación nacional de la devastadora explosión de agosto de 2020 en el puerto de Beirut y paralizando de hecho el gobierno.
Hezbolá había pedido la destitución del juez de la explosión del puerto, acusándolo de parcialidad. Mientras tanto, el juez Tarek Bitar se ha enfrentado a una serie de desafíos legales y demandas que piden su destitución, lo que le ha obligado a suspender la investigación al menos cuatro veces. Actualmente, la investigación está suspendida.
Bitar había convocado e imputado a varios altos funcionarios por cargos de negligencia intencionada que condujeron a la explosión, que mató a más de 200 personas e hirió a miles. Los dos grupos chiíes prometen continuar sus esfuerzos para destituir al juez que investiga la explosión del puerto.
El primer ministro Najib Mikati celebra la decisión de los dos grupos de poner fin a su boicot al gabinete. A principios de este mes dijo que el presupuesto del Estado debería estar listo para ser discutido en unos días.
La crisis económica de Líbano, que comenzó a desarrollarse a finales de 2019, tiene sus raíces en años de mala gestión y corrupción por parte de la misma clase política que lleva años en el poder. La crisis ha llevado a más de la mitad de la población a la pobreza, ha hecho caer la moneda nacional y ha disparado la inflación y el desempleo.