Irak ha puesto en libertad a un comandante de la milicia alineada con Irán, detenido en mayo por cargos relacionados con el terrorismo, después de que las autoridades no encontraran pruebas suficientes contra él, en el último golpe a los intentos del gobierno de frenar a los grupos armados.
Las fuerzas de seguridad detuvieron el 26 de mayo a Qasim Muslih, que opera sobre todo en la provincia occidental iraquí de Anbar y es originario de la ciudad santa de Kerbala, en el sur del país. Su detención y posterior puesta en libertad muestran cómo el gobierno iraquí está luchando para hacer frente a las milicias ideológicamente alineadas con Irán, a las que se acusa de disparar cohetes contra las fuerzas estadounidenses y de participar en el asesinato de pacíficos activistas prodemocráticos.
Horas después de la liberación de Muslih, dos ataques distintos con cohetes impactaron cerca de las fuerzas y contratistas estadounidenses en el complejo del Aeropuerto Internacional de Bagdad y en una base aérea al norte de la capital iraquí. No se reivindicaron los ataques.
El primer ministro, Mustafa al-Kadhimi, se ha posicionado públicamente en contra de las milicias y los partidos respaldados por Irán, pero no ha cumplido sus promesas de frenar los ataques contra Estados Unidos y de exigir responsabilidades a los asesinos de manifestantes.
La detención de Muslih se consideró el último gran intento de frenar su poder. Su puesta en libertad sin juicio es un golpe para esos esfuerzos y uno de los varios intentos infructuosos de reprimir a los grupos armados.
El ejército había dicho que los cargos contra él estaban relacionados con el terrorismo, pero no dio detalles.
Funcionarios de seguridad dijeron a Reuters en el momento de la detención que estaba vinculado a los ataques contra las fuerzas estadounidenses estacionadas en Irak. Algunos medios de comunicación y analistas dijeron que se debía a la presunta participación de Muslih en el asesinato de activistas.
Las dos medidas más destacadas de Kadhimi contra las facciones respaldadas por Irán -la detención de Muslih en mayo y la de combatientes supuestamente implicados en el lanzamiento de cohetes contra objetivos estadounidenses en junio de 2020- no han dado lugar a ningún procesamiento y todos los detenidos han quedado en libertad.
En ambas ocasiones, milicianos fuertemente armados han irrumpido en la fortificada Zona Verde de Bagdad, donde se encuentran las embajadas extranjeras y los edificios gubernamentales, amenazando al primer ministro.
Muslih dirige las Fuerzas de Movilización Popular (FMP) en la provincia de Anbar y lidera su propia facción dentro de la organización.
Las FMP son la agrupación paramilitar estatal de Irak que incluye facciones musulmanas chiíes en su mayoría y está dominada por grupos respaldados por Irán. Muslih es visto por funcionarios occidentales y algunos iraquíes como alineado con Irán.