Los fiscales iraníes iniciaron juicios penales contra seis guardias de la tristemente célebre prisión de Evin, según informó el poder judicial el martes, después de que se filtraran la semana pasada imágenes que mostraban los abusos generalizados contra los detenidos en el centro.
La investigación de tres días de duración de la judicatura sobre los malos tratos y las pésimas condiciones de la prisión de Evin, en Teherán, ha llevado a la detención de “algunos” guardias penitenciarios, según el portavoz de la judicatura, Zabihollah Khodaeian. Las autoridades también citaron a dos guardias y castigaron a otros, dijo Khodaeian, sin detallar las sanciones ni identificar a los sospechosos.
La revelación se produce días después de que The Associated Press publicara partes de los vídeos y un informe sobre los abusos cometidos en el centro del norte de Teherán, conocido desde hace tiempo por retener a presos políticos y a personas vinculadas a Occidente que Irán utiliza como moneda de cambio en las negociaciones internacionales. Una cuenta en línea, supuestamente de un grupo de hackers autodenominado, compartió imágenes del incidente, así como partes de otros vídeos de vigilancia que incautó.
“Las escenas mostradas en las filmaciones publicadas iban en contra de la ley y no son justificables bajo ninguna circunstancia”, dijo Khodaeian, señalando que los clips filtrados habían sido seleccionados y editados a partir de diferentes escenas a lo largo de años.
En una parte de las imágenes, un hombre rompe un espejo del baño para intentar abrirse el brazo. Los presos -e incluso los guardias- se golpean entre sí en escenas captadas por las cámaras de vigilancia. Presos que duermen en habitaciones individuales con literas apiladas de tres en tres contra las paredes, envolviéndose en mantas para mantenerse calientes.
El poder judicial iraní ordenó la semana pasada una investigación sobre los abusos después de que el director del sistema penitenciario del país reconociera que los vídeos eran reales, expresando su arrepentimiento y diciendo que asumía la responsabilidad por los “comportamientos inaceptables”.
Desde su construcción en 1971 bajo el shah de Irán, la prisión ha sido testigo de una serie de abusos que continuaron en la República Islámica.