Una reserva de miles de toneladas de nitrato de amonio, una sustancia altamente inflamable, causó la explosión, según el Primer Ministro, Hassan Diab. Diab afirmó que las autoridades confiscaron el material en el 2013 y lo dejaron sin asegurar en el puerto, una zona de mucho tráfico, durante seis años.
Las autoridades libanesas se han comprometido a llevar ante la justicia a los responsables de la explosión y a los miles de heridos. No han indicado que la explosión fuera un acto deliberado de terrorismo ni que algo intencional la desencadenara. Algunos informes han sugerido que los trabajos de construcción cerca del lugar pueden haber detonado el nitrato.
Los funcionarios afectados por la orden de arresto domiciliario, según el periódico Daily Star de Líbano, son todos los “que supervisaron el almacenamiento y la vigilancia desde el 2014”. Múltiples medios de comunicación internacionales corroboraron el movimiento, pero citaron fuentes anónimas, además del Daily Star.
La cuenta oficial de Twitter del presidente de Líbano, Michel Aoun, confirmó los arrestos el miércoles.
“A la luz del estado de emergencia declarado, la Ley de Defensa Nacional, y otras leyes, la Autoridad Militar Suprema está obligada a imponer arresto domiciliario a cualquiera que maneje los asuntos de almacenamiento de nitrato de amonio desde junio del 2014 hasta la fecha de la explosión”, escribió Aoun.
Aoun también anunció esfuerzos para ofrecer “compensación inmediata” a los afectados, que incluyen cientos de miles de personas. La explosión devastó múltiples barrios de la capital nacional.
“Lo que sucedió hoy no pasará sin que se rindan cuentas. Todos los responsables de esta catástrofe pagarán el precio”, señaló Diab en un discurso nacional el martes. “Esta es una promesa que hago a los mártires y a los heridos. Este es un compromiso nacional”.
“Se anunciarán los hechos sobre este peligroso almacén que ha estado allí desde el 2014, es decir, desde hace seis años. No me adelantaré a las investigaciones. Por el momento, nos estamos centrando en manejar el desastre, sacar a los mártires y tratar a los heridos”, añadió, ofreciendo la información más detallada sobre la explosión desde que ocurrió.
La explosión tuvo lugar en las horas de la tarde del martes, diezmando gran parte del puerto de Beirut e instalaciones clave como los almacenes de grano. Los testigos informaron que sintieron el poder de la explosión a casi 200 millas de distancia. La Cruz Roja de Líbano señaló el miércoles que había documentado al menos 100 muertos y 4cuatro mil heridos, pero que es probable que muchos estuvieran atrapados entre los escombros, heridos más allá de lo reconocible cerca de la explosión o heridos pero sin poder acceder a la ayuda médica.
Al Jazeera confirmó que, tras el incidente, al menos tres hospitales de Beirut quedaron completamente destruidos y otros dos dañados. Los primeros informes del martes indicaron que algunos hospitales se vieron obligados a rechazar a civiles ensangrentados porque la integridad estructural del edificio se había visto comprometida, lo que les impedía tratar a los pacientes.
Testigos han manifestado a las agencias de noticias que fueron tomados completamente por sorpresa, incluso a esas cuadras del epicentro de la explosión, y fueron testigos de la explosión repentina de las ventanas y sintieron lo que parecía ser un terremoto.
“Tengo amigos que viven a 10-15 minutos de distancia que me mostraron que toda su casa había explotado. Me pregunto cómo va a dormir la gente esta noche sin ventanas”, declaró el periodista Habib Battah a Al Jazeera. “Este país no está preparado para los desastres. Apenas hay suficiente policía para controlar las autopistas que son extremadamente peligrosas. En ningún lugar encontrarás al gobierno tratando de poner regulaciones y seguridad para sus ciudadanos, así que no hay patrullas de carreteras, ni inspecciones de incendios en los edificios”.
“La explosión me hizo volar a metros de distancia. Estaba aturdido y estaba todo cubierto de sangre. Me recordó la visión de otra explosión de la que fui testigo contra la embajada de los Estados Unidos en 1983”, explicó a Reuters Huda Baroudi, diseñador de Beirut y testigo de la explosión.
Las autoridades libanesas no han identificado hasta el momento de la prensa la causa de la explosión de nitrato de amonio. El Ministro de Salud, Hassan Hamad, afirmó inicialmente que el nitrato de amonio era un alijo de fuegos artificiales, aunque posteriormente los funcionarios de seguridad pública aclararon que los explosivos detonados fueron confiscados en el puerto.
Desde entonces, los periodistas han rastreado la revelación del Primer Ministro de que las aproximadamente 2 700 toneladas de nitrato de amonio procedían de un buque confiscado en el 2013 hasta la interceptación del MV Rhosus, un buque que navega con pabellón de Moldova pero que es propiedad del empresario ruso Igor Grechushkin. Radio Europa Libre se puso en contacto con Boris Prokoshev, el antiguo capitán del barco, quien confirmó que el barco transportaba efectivamente nitrato de amonio en el momento de su incautación.
No ha surgido ninguna explicación de por qué, una vez confiscados, los nitratos no fueron trasladados a un lugar fuera de una zona civil densamente poblada.