BEIRUT, Líbano – Las facciones libanesas formaron un nuevo gobierno el viernes, rompiendo un estancamiento de 13 meses que vio al país hundirse más en el caos financiero y la pobreza.
Líbano ha estado sin un gobierno con plenos poderes desde la catastrófica explosión del 4 de agosto de 2020 en el puerto de Beirut, que obligó a dimitir al gobierno del entonces primer ministro Hassan Diab.
Los grupos políticos rivales han estado en desacuerdo sobre la composición de un nuevo gobierno desde entonces, lo que ha acelerado el colapso económico del país.
El nuevo gabinete de 24 ministros, encabezado por el empresario multimillonario Najib Mikati, fue anunciado por la oficina del presidente, y posteriormente por el secretario general del Consejo de Ministros, Mahmoud Makkieh.
Los ministros fueron elegidos por los mismos políticos que han gobernado el país durante las últimas décadas y a cuya corrupción y mala gestión muchos culpan de la actual crisis del país.
El nuevo gobierno anunciado el viernes se enfrenta a una tarea ingente que pocos creen que pueda superar, incluida la de emprender las reformas críticamente necesarias. Entre sus primeras tareas estará la supervisión de una auditoría financiera del Banco Central y la reanudación de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para un paquete de rescate que frene el colapso del país. También se espera que el nuevo gabinete supervise las elecciones generales previstas para el próximo año.
Mikati, magnate de los negocios de la ciudad norteña de Trípoli y uno de los hombres más ricos del Líbano, recibió el encargo de formar un nuevo gobierno en julio. Se le considera parte de la misma clase política que llevó al país a la bancarrota. Fue primer ministro en 2005 y de 2011 a 2013.
No estaba claro de inmediato qué compromiso de última hora dio lugar al avance del viernes. El anuncio de un nuevo gobierno se produce tras las recientes presiones de Estados Unidos y Francia para que se forme un gabinete, después de que el descalabro económico del Líbano llegara a un punto crítico, con una escasez agobiante de combustible y medicinas que amenazaba con cerrar hospitales, panaderías e internet del país.
La moneda ha perdido el 90% de su valor frente al dólar desde octubre de 2019, impulsando la hiperinflación y sumiendo a más de la mitad de la población en la pobreza.
Mikati se convirtió en el favorito para el puesto después de que fuera respaldado por la mayoría de los partidos políticos del Líbano, incluido el poderoso grupo militante Hezbolá, respaldado por Irán, y el otro gran partido chií, Amal, dirigido por el presidente del Parlamento, Nabih Berri.
Mikati también recibió el apoyo de antiguos primeros ministros suníes, como el ex primer ministro Saad Hariri, que abandonó sus esfuerzos por formar gobierno a principios de este año tras no llegar a un acuerdo con el presidente Michel Aoun sobre la composición del gabinete.
Se han multiplicado los llamamientos internacionales para que los líderes libaneses formen un nuevo gobierno, pero la comunidad internacional se ha negado a ayudar financieramente al Líbano antes de que se apliquen amplias reformas para luchar contra la corrupción y la mala gestión generalizadas.